Virtudes Amorós tacha de triste y lamentable el papel de la UE respecto al Júcar-Vinalopó
La edil de Agricultura, Virtudes Amorós, ha comparecido ante la prensa para rebatir las explicaciones sobre la polémica hídrica lanzadas ayer por Vicenta Tortosa y Jesús Santamaría. Aunque no me gusta entrar al trapo, sino continuar trabajando, cuando se falta a la verdad hay que puntualizar esas afirmaciones, ha dicho Amorós.
La concejal ha coincidido con los responsables socialistas en que todos queremos que el agua venga cuanto antes, pero a continuación ha añadido que, además, nosotros queremos que esa agua sea de calidad. El PSOE, continúa Amorós, nos acusa de no cumplir nuestras obligaciones y de retrasar así la recuperación de nuestros acuíferos, pero eso es faltar a la verdad, porque ellos saben que el agua del Azud de la Marquesa no es de calidad, y también que con un agua que sólo sirve para baldear calles no vamos a solucionar el problema de nuestros acuíferos. Asimismo, Amorós ha señalado que no podemos consentir que se hagan llamamientos a los agricultores cuando sabemos que esa agua no va a servir para nada: carece de minerales, tiene una alta salinidad y su coste económico va a ser inasumible; en lugar de resolverlo, va a agudizar el problema.
La despensa de Europa
La Comunidad Valenciana, ha continuado Virtudes Amorós, es la despensa de Europa, y yo como agricultora me siento sumamente orgullosa de ello. Contamos con importantes empresas hortofrutícolas que tienen una producción magnífica
y todo eso corre el riesgo de desaparecer si no llega un agua de calidad, y eso es lo que exigimos, porque si no, no se podrán recuperar los acuíferos. En esa misma línea, Amorós ha rechazado el plan de desaladoras en la costa puesto en marcha por el gobierno, porque los agricultores tampoco podrán asumir el coste del agua desalada, y ha cuestionado la calidad del agua de Cullera en vista de la necesidad de poner en marcha la depuradora de Alzira-Carcaixent.
Finalmente, la edil ha calificado como triste y lamentable el papel jugado por la UE respecto a la polémica por el trazado del trasvase, indicando que han hecho oídos sordos a una propuesta la del cambio de la toma a Antella que intentaba aportar una solución apostando por el consenso.