Fiestas

Virtudes López Lorenzo desata “La tormenta perfecta” en Villena

La magistrada regala un pregón emotivo y reivindicativo para dar el pistoletazo de salida a los Moros y Cristianos

Regidora Mayor, Regidora Infantil. Ilustrísimo Sr. Alcalde. Presidentes de la Junta Central de Fiestas y de la Junta de la Virgen. Miembros de la Corporación Municipal, Autoridades. Villeneras y Villeneros, queridos amigos.

Es para mí un gran honor pregonar, que empiezan las Fiestas de Villena, en honor de nuestra Patrona, la Virgen de las Virtudes, La Morenica.

Más aún, porque hace cincuenta años, se celebró aquí, en Villena, el Primer Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos, que constituyó un gran hito en la investigación festera, superando los localismos, y supuso el reconocimiento de la importancia económica y cultural de la Fiesta a nivel nacional.

Llevamos una semana preocupados, comparando sin parar las aplicaciones meteorológicas y mirando al cielo a cada rato, en busca de un pronóstico que llene de sol nuestra Semana Grande. Pero nuestras Fiestas son famosas en el mundo entero y parece que ni las nubes han querido perdérselas. Así es que…

Vengo a anunciaros que llega la tormenta festera perfecta.

¡La única que queremos y la única que vamos a tener!

De esta jubilosa tormenta, ya veíamos señales en el cielo cuando éramos niños.

Mi infancia son recuerdos de un balcón de Villena, que diría Machado; de un balcón en la Puerta Almansa. Desde allí, un día veía los arcos puestos y al poco, oía montar las tribunas y luego: “brum, brum, brum”, no eran truenos, eran los chiquillos que corrían por sus tablones de madera. Más tarde, sonaba el “clac, clac” de las sillas de tijera al abrirse y colocarse sobre el suelo, como los primeros goterones de un chaparrón de verano.

La emoción se nos metía en el cuerpo y los nervios culebreaban en la barriga.

Así empezaba a chispear la fiesta, en forma de gotas de magia y agitación, con los preparativos en la casa y, sobre todo, en las calles.

Las calles de todos los días, las del colegio, las de los recados a la Droguería Moderna, al Horno El Paso o Casa Angelica, se vestían de gala, para convertirse en las calles de la ciudad soñada por cualquier niño. Ya no pasaban coches por la calle Ancha, sino fastuosas carrozas y briosos caballos y todo se llenaba de guerreros moros y guerreros cristianos. Pero estos guerreros no peleaban. Ellos se abrazaban, reían, saludaban a la vida y al reencuentro, alegres e imponentes, derrochando color y camaradería.

Villena entera se hacía luz y aventura en septiembre, con el olor de la pólvora que celebra y agradece, no con la que mata y con el olor de la alábega que refresca y Villena se llenaba de música por todas partes y a todas horas.

Y así, cada septiembre, nos fue sorprendiendo aquí la vida y nos fuimos haciendo cada año un poco más mayores, y Villena, cada año, mucho más hermosa.

Como nuestras fiestas son algo vivo, que cambia y evoluciona, como las tormentas, quiero contaros que, hace más de treinta años, me partieron el alma cuando me echaron de malos modos de un local de fiestas, por ir vestida de festero.

Hoy, sin embargo, abrirá la entrada un bloque femenino de la Comparsa de Moros Viejos, con Isabel Navarro como Cabo, después de 200 años de Historia Festera, ¡que se dice pronto! y de 30 años de participación de la mujer, con pleno derecho, en nuestras Fiestas.

Por eso, este pregón me sabe a gloria, me emociona todavía más, por ser mujer, por sentir la fiesta y por ser de Villena.

¡Esta Entrada va a hacer Historia! Como las villeneras que han batallado tanto para llegar hasta aquí.

Cuando yo nací, la ley prohibía que una mujer fuera juez, y hoy, os hago el pregón, porque mi ciudad valora mi labor como jueza.

Hasta hace 30 años, los Estatutos de la Fiesta exigían ser varón para ser festero, y hoy más de la mitad de los quince mil festeros, son festeras. Por eso, nuestra ciudad y nuestras fiestas son y deben seguir siendo modelo integrador de modernidad y tradición y modelo de igualdad y las mujeres de Villena siempre serán referentes de lucha y esfuerzo, porque juntas y juntos, nadie nos puede parar.

Esta fuerza de Villena es la que corre por nuestras venas y se multiplica cuando nos reunimos. Esa grandeza de formar parte de un sentir colectivo alegre y generoso, es lo que hace que nuestras fiestas sean únicas, y que los forasteros que nos visitan se vayan, mejor que vinieron, porque uno es de donde llora, pero siempre querrá ir a donde ríe.

Nosotros no amamos a Villena porque sea grande, sino que Villena es grande porque la amamos. Y ese cariño lo demuestran los festeros y músicos en los desfiles, los que nos rompemos las manos aplaudiendo desde las tribunas y balcones y las miles de personas que realizan una gran labor callada, para que la maravilla de hoy sea posible.

Porque dicen que el agradecimiento es la memoria del corazón, quiero dar las gracias a todos los que han trabajado por embellecer nuestra ciudad y hacer grandes nuestras fiestas, preocupándose durante muchos meses para que hoy, podamos disfrutarlas.

Hoy es el día más feliz de año para nosotros. Tras este pregón, la Fiesta del Pasodoble nos preparará para la emoción indescriptible que sentiremos, a las cuatro de la tarde, cuando en la Calle Nueva suenen los dos golpes de bombo y la Banda Municipal arranque los primeros compases de “La Entrada”, acompañada del clamor de la gente que la canta como un himno, y la anima a echar a andar. En ese momento, Villena entera se convierte en un tornado infinito de felicidad y de hermandad.

Todas las festeras y festeros, preparados, a punto de desfilar, con un torbellino de sentimientos y sensaciones: alegría, calor, música, nervios, amigas y amigos a tu lado; mientras por las cabezas pasan los peores y mejores momentos del año y se echa de menos a los que no están, pero se llevan en el corazón.

Amigas, amigos, comienza la tormenta perfecta, la nuestra, la festera y solo vosotros vais a arramblar calle tras calle, hasta que comience a despejar en la noche del día

nueve.

Yo, que, por mi profesión, trabajo a diario con el fracaso del ser humano, quiero que os caléis de alegría hasta los huesos y que viváis estas Fiestas como si fueran las últimas, pero con el respeto y la nobleza villeneros.

Os pido que gocéis de los grandes desfiles, dándolo todo, que os entreguéis en la Entrada y la Cabalgata, pero también disfrutéis de los minoritarios y de los actos que se improvisan y sorprenden en cualquier calle, a cualquier hora y que también

reconfortan el alma.

Os ruego que recibías, como el gran regalo que es, procesionar por el interior de nuestra hermosísima Iglesia de Santiago y por el Raval y que lo viváis como un verdadero desfile interior.

Y el día nueve despedid a nuestra Morenica como se merece, con explosión de arcabuces, y acompañadla en Romería hasta su Santuario y haced que su mirada, cuando todo termine, sea de orgullo y gratitud hacia nosotros, sus hijos.

Del cuatro al nueve de septiembre nos recuperamos de todo el año, sentimos que estamos vivos, que somos vida y que tenemos la suerte de vivir una de las Fiestas más emocionantes del mundo.

Doy gracias por poder vivirlo y poder pregonarlo.

A mí, Villena me ha dado alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarme.

Gracias Villena por darme alas fuertes y valientes para volar en busca de la vida.

Gracias a mi familia por regalarme trocitos de su corazón para hacer este pregón, porque son mis raíces para volver.

Gracias a mis amigas de Villena, por enseñarme a ser mejor, porque ellas son mis motivos para quedarme.

Villeneras y Villeneros, amigos, gracias por vuestra paciencia, sed muy felices y haced que los demás también lo sean.

Festeras, Festeros, ¡nos vemos a las cuatro en la Calle Nueva!

¡Viva Villena! ¡Viva la Virgen de las Virtudes!

Virtudes López Lorenzo.

Villena, cinco de septiembre de dos mil veinticuatro.

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