Editorial

Volcados con nuestra Patrona

No es nada difícil vaticinar, aun escribiendo este editorial con varios días de antelación, que el domingo 26 de agosto asistiremos por cuarto año consecutivo a un acto masivo de devoción, compañerismo y camaradería con motivo de la celebración de la Romería de la Virgen de las Virtudes.
Tras el, en su día, polémico cambio de día de la Romería (polémico por el revuelo mediático suscitado, ya que la experiencia nos demuestra que los villeneros y las villeneras se han volcado con el cambio y lo han aceptado con toda normalidad) y la existencia aún hoy de voces divergentes (totalmente lícitas y respetables, faltaría más), lo cierto es que es innegable que nos encontramos ante la que sin duda alguna es la mayor movilización ciudadana que sucede anualmente en Villena, circunstancia que, dicho sea de paso, cada vez se da con menos frecuencia y en menos ámbitos.

De ahí que el hecho de que una inmensa mayoría de los villeneros –independientemente de su edad, sexo, ideología o intereses– seamos capaces de compartir un sentimiento y unas raíces comunes, bien podría ser un buen comienzo para lanzar una reflexión que debemos hacernos todos y cuya resolución irá en nuestro beneficio. ¿Por qué no potenciar todo aquello que nos une y nos acerca en lugar de fomentar la disputa, la confrontación y el partidismo? ¿Acaso nunca vamos a ser capaces de andar codo con codo –como en el camino viejo de La Virgen– y remar todos juntos en una dirección en lugar de oponernos por sistema a lo que propone el otro? Preguntas fáciles de hacer, sin duda, pero de difícil respuesta.

Volviendo a la Romería en sí, no cabe sino animar desde estas páginas a toda la ciudadanía a participar, de un modo u otro, en un acontecimiento que traspasa fronteras y nos engrandece como pueblo, y desear que el dispositivo organizado por Junta de la Virgen, los distintos departamentos municipales implicados y los cuerpos sanitarios y policiales, tras la experiencia adquirida en los años anteriores, funcione a la perfección y facilite al máximo el desarrollo de los acontecimientos, aun asumiendo que el control de una movilización tan masiva no es ni de lejos sencillo en relación a los recursos de que disponemos.

Instalada finalmente en su trono de la Iglesia de Santiago, la Morenica presidirá la novena realizada en su honor (otro aspecto positivo del cambio de día) y estará a disposición de todos aquellos ciudadanos, creyentes o no creyentes, que quieran visitarla. Recibámosla como se merece y disfrutemos de Su presencia entre nosotros.

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