¿Y después, qué? (carta al director)
Todo lo que pasa, sucede por una razón, y la crisis en la que estamos, también. Cuando se habla de la prima de riesgo, de las agencias de calificación, de los Mercados, así con mayúscula, no pensamos que detrás de esos ratings, esos Mercados, hay cuatro tíos con nombre y apellidos cuyas decisiones afectan a la economía de países enteros y a la vida de millones de personas. Decimos los Mercados y nos quedamos tan anchos. Como si las leyes de la economía no fueran alteradas a su antojo por cuatro señores con sus nombres y apellidos.
Y sin embargo, las decisiones que toman estos personajes llevan aparejadas el desastre económico en el que estamos sumergidos, provocado, creado ex profeso, conscientemente, por intereses espurios, y facilitado por un buen número de cobistas deseosos de agradar al Poder. Sabemos lo que cobra Messi pero no quién dirige el cotarro de las energías en España, quién manda en el Banco de España, en los partidos, en las cajas de ahorros, qué hace el rey, ese tipo tan campechano. Por no saber, no sabemos ni qué cuesta la producción de un kilovatio...
Hace poco salió el presidente del gobierno y su inefable ministro Montoro diciendo que la economía ya daba señales de recuperación. Vamos a ser optimistas, vamos a creernos por una vez lo que dice un político profesional. De acuerdo, ya no estamos en crisis. Enhorabuena. Y ahora, ¿qué?
¿Qué pasa con todos aquellos que se han beneficiado de la crisis? ¿Qué pasa con aquellos que la han provocado? ¿Qué pasa con los que le han allanado el camino -legal-para que hicieran lo que les da la gana? ¿Les aplaudimos? ¿Les votamos en las próximas elecciones? ¿Qué pasa con aquellos que han perdido sus ahorros, sus casas, sus empleos, e incluso han pagado la ambición de unos cuantos con sus vidas? ¿Les serán restituidas las casas a los que las perdieron como fruto de las maniobras económicas de unos ladrones de guante blanco? ¿Cómo se le devuelve la vida a una persona que se la ha quitado porque lo han desahuciado? ¿Quién le devuelve ese hijo a su padre? ¿Qué pasa con esos derechos nuestros que se van diluyendo? Y ¿qué pasa con esos servicios y derechos que nosotros pagamos y que se nos privatizan en nuestras narices? ¿Y después de la crisis, qué? ¿Nos conformaremos?
Porque cuando todo esté en su sitio, yo quiero ver a los responsables de este terrorismo económico en el banquillo y llenando con sus perfumadas camisas de lujo las cárceles. O pataleando de un pino. Quiero ver a los ladrones de la Banca pagando sus delitos, quiero ver a los politiquillos dando explicaciones, quiero ver a la dirección del Banco de España en la cárcel, por connivencia. Quiero que los políticos y los sindicalistas que se han cargado las cajas de ahorro no solo devuelvan lo que han robado, sino que se pudran en la cárcel. Quiero que los directivos que se suben los sueldazos, mientras nos piden a los demás trabajar más por menos, se callen, que no den lecciones y que devuelvan todo lo que han estafado.
Porque lo que ha pasado no lo han provocado ni el mar ni los pajaritos: los responsables tienen nombre y apellidos, los Mercados tienen nombres y apellidos, los políticos que han allanado el camino de los especuladores, que han desbrozado la economía para repartírsela, tienen nombres y apellidos, y si se sabe quiénes son, también se les puede sentar en un banquillo, procesar y meter en la cárcel. ¿No? Para eso tenemos fiscales. Para eso tenemos abogados, y unas leyes, y para eso pagamos unos impuestos. Para eso somos un pueblo soberano. ¿No?
Ha sido terrorismo económico, digámoslo alto y claro, y se ha hecho por dinero y poder y porque han podido, y yo quiero que los responsables y sus ayudantes paguen porque nos han robado. El dinero, las pensiones, los ahorros, las esperanzas, el nivel de vida amasado durante años de trabajo y sacrificio