Yo estuve allí
Sí, yo estuve en Peñafiel hace 25 años, cuando Villena y Escalona se hicieron sus hermanas en torno a la figura del Infante don Juan Manuel y el 700 aniversario de su nacimiento, allá por el 15 de diciembre de 1282. Actualmente no recuerdo la fecha cardinal que marcaba el almanaque, pero sí el intenso frío que según he leído hacía aquel mes de diciembre de 1982, y también las muchas horas de autobús que vivimos con nocturnidad hasta llegar a la lejana provincia de Valladolid.
Hoy, 25 años después, en aquella niña de 11 años que tuvo la suerte de participar en tan importante acontecimiento, se entremezclan imágenes recreadas por sus infantiles ojos que no acaban de concluir en reales o ficticias por los muchos años transcurridos y por haber sido capturadas en una, también, infantil memoria. Pero, si bien la nitidez de las mismas no es muy clara, sí lo es el intacto y grato recuerdo que todavía conservo de aquellos días, de aquel viaje, mi primer viaje con pernocta fuera de casa, y del honor que significó para mí poder ser parte de ese momento de nuestra historia.
Reafirmo que las imágenes son un tanto confusas y que en la actualidad apenas recuerdo un par de nombres de aquellos compañeros de colegio que me acompañaban en ese momento. De lo que tengo certeza es de estudiábamos en 6º curso del colegio público Príncipe don Juan Manuel, y que fuimos elegidos de entre todos los compañeros por decisión de los entonces artífices de esta unión para acompañar a la comitiva municipal que hizo los honores a estas localidades, unos en Escalona y otros en Peñafiel, para representar simbólicamente y al amparo del nombre del centro escolar, la educación y la enseñanza que tan influyentes fueron en la vida del Infante (esto último como suposición de hoy que no constata el ayer).
Recuerdo vagamente, apoyada por la fecha en la cual se llevo a cabo, que encabezando la comitiva estaba Don Ramón Navarro, como alcalde. De quien sí me acuerdo es de Salvado Mullor y de Sebastián Ibáñez compartiendo autobús con nosotros. Creo ver también a Isidro Hernández en representación de su medio de comunicación, y siento sinceramente no recordar algún nombre más de todos los concejales, medios y niños que llenamos aquel autobús. La que sí retengo todavía fresca en la memoria, como si fuese ayer, es la imagen del bonito pueblo que nos acogió con los brazos abierto, que a nosotros los pequeños nos abrió las casas de sus vecinos para alojarnos entre algunas de sus familias, la impronta que su precioso castillo dejó en mí, la emoción de la recepción a todos nosotros en su ayuntamiento, y el acto institucional, al cual, y si los años no me confunden, no pudimos acudir porque se realizó en un pequeño salón de actos con muy poca capacidad.
Acto institucional que sí vivimos, como integrantes de pleno derecho de esta comitiva, cuando fue nuestro pueblo el que, como ahora, recibió a las poblaciones hermanas para ratificar el pacto. Nuestro teatro fue testigo de él, antes de su decadencia. Nuestras casas acogedoras de los niños que nos devolvían la visita, y nuestra ilusión, ensanchada al ser anfitriones, al volver a escuchar pasodoble hermano de La Entrada, para ellos El Chúndara. Ansiosa espero, confiando en que desde la concejalía de Protocolo, que para eso está, se hayan acordado de nosotros, recibir invitación oficial de nuestra concejal Mari Paz Poveda, porque quisiera asistir a esta celebración para poder aportar luz a las imágenes borrosas, para intentar renovar, desde la madurez, aquel infantil orgullo.