Yo no me casé en el ayuntamiento sólo por estética
El pasado 25 de octubre de 2007 en el Ayuntamiento de Villena se celebró un Pleno, el de todos los meses. Si bien no suelo prestarle mucha atención a la televisión comarcal, reconozco que nos da la oportunidad de ver los plenos cómodamente desde casa (aunque suele cortar, dicen que por la publicidad, cuando hablan los concejales de la oposición, y eso me fastidia bastante).
Haciendo zapping me encontré que estaban hablando sobre una nueva ordenanza que han puesto los del PP para que quienes se quieran casar en el Ayuntamiento paguen 100 euros. Esto, que es cuestión de estilo, pues como así pude entender no se cubre ni lo que cuesta limpiar el arroz y otros menesteres propios de las ceremonias, no pensaba que me iba a indignar tanto.
En fin, los que ya nos subieron el IBI un treinta y tantos por ciento, y los que campaña tras campaña han dicho que no nos subirán lo que los contribuyentes tenemos que pagar todos los años (además de que la plaza de toros no nos va a costar ni un euro, que eso no hay quien se lo crea), nos dijeron a todos que no era mucho y que era su obligación cobrar por el servicio que se daba.
Hasta ahí lo iba aguantando. Pero lo que realmente me hizo saltar del sofá y seguidamente apagar la tele, además de irme a la cama totalmente cabreada, fue la frase lapidaria de la señora alcaldesa, esta señora que dice que está más cerca de nosotros pero que no la veo si no es en foto. La señora alcaldesa, seguramente para hacerse la que lo sabe todo, manifestó muy digna que quien se casa por el ayuntamiento lo hace por estética.
Primero, esta señora es evidente que no se casó sin misa por delante, además, si fuera coherente no, volvería a celebrar un matrimonio civil en su vida. Pero claro, casar también dará votos. En segundo lugar, quienes decidimos en su día casarnos por lo civil y no en una iglesia, le puedo asegurar, señora alcaldesa, nos casamos enamorados y totalmente emocionados por tener la oportunidad de unirnos a otra persona de distinto o igual sexo, porque significa que nos comprometemos ante las personas que nos importan, nuestra familia, nuestros amigos, y queremos compartir ese momento tan especial con todos ellos, sin ser hipócritas ni haciendo el paripé en una iglesia a la que nunca vamos.
Señora alcaldesa y quienes piensan como usted, no se pueden imaginar lo felices que nos sentimos cuando nadie pone en duda la validez de nuestro matrimonio aunque no lo hayamos hecho por la Iglesia. Sin embargo, cuando elegimos que el lugar donde hacerlo no sea el juzgado, encima el juzgado de Villena, que ya podían sus compañeros del PP de Valencia echarle narices y acondicionarlo como tiene que estar, no es por estética, es una cuestión de dignidad y de calor.
Y no es que en un juzgado se pase frío, no es que el juez o la jueza no sea amable, es que, por lo menos cuando quien ha celebrado la boda ha sido concejal, concejala, alcalde o alcaldesa de izquierdas, en este pueblo nos ha dado la oportunidad de que ese momento, esos escasos veinte minutos sean inolvidables. Yo puedo hablar con conocimiento de causa, pues asistí hace varios años a una boda en el juzgado y, después de asistir a una en el patio de nuestro ayuntamiento, no dude en pedirle hace ya tres años a alguien del gobierno anterior que nos casara a mí y a mi novio, y si podía ser en el patio. Todo fue calor, todo fue amabilidad, el concejal en sus primeras palabras ya nos hizo emocionarnos mucho, mis amigos participaron, mi hermano también intervino, con un simple centro de flores en la mesa fue suficiente, ni alfombra ni nada más.
Uno de los problemas de quienes no se dan cuenta que ofenden con afirmaciones como las de la señora alcaldesa es que no saben respetar, y respetar no es aguantarse con lo que hay, respetarse, entre otras cosas, es valorar con la misma medida lo que hace o siente uno mismo y lo que hacen o sienten los demás.