Yo tampoco he leído un libro (y 2)
Primero: felicitaciones para la técnica de la Unidad de Prevención Comunitaria Laura Fuentes (aunque no sea la mejor de España) y al polifacético y sorprendente creativo Andre Estevan por el premio que recibió su proyecto Prevenir todos los días del año otorgado por la FEMP, aunque sea el último en felicitarles. También a las Bibliotecas Municipales, a quienes tenía en mente aunque no lo escribiera y vuelva a ser el último. En ambos casos se trata de proyectos que suponen una dedicación no limitada por las líneas que encierran las tareas reguladas por sus contratos. ¿Asistimos a las excepciones que rompen la regla? ¿O por el contrario resulta que del resto de acciones similares no tenemos noticias o no hemos tenido la suerte de vivenciarlas en propias carnes?
El tiempo, dicen, pone las cosas en su sitio. A Melendi parece que lo va situando. Mi amigo, el que jamás ha leído un libro, me facilita el titular de esta semana, un titular recuperado de los inicios de esta publicación. Su traslado a las dependencias de la Guardia Civil en el aeropuerto de Barajas me hace recordar la dialéctica que Lolo Rico nos ofreció en su Bola de Cristal: tras mostrar por ejemplo la imagen de una manada de burros decía Si no quieres ser como ellos: lee. Pero el músico parece que sí quería ser como ellos, o no estuvo a tiempo de aprender la lección.
Además de la lectura hay otras formas de cultivarse cual jugosa zanahoria, por ejemplo asistiendo al teatro. Y disculpando la introducción recuerdo que se nos viene encima el espectáculo Solomillo, donde podremos ver al actor Fele Martínez en el escenario del Teatro Chapí recorriendo el texto que Rulo Pardo y Santiago Molero escribieron y dirigen. A quienes los productos de Sexpeare les resulten familiares no queda más que apremiarles para comprar su entrada, a quienes no los conozcan les podría sugerir cientos de motivos con los que invitar al encuentro. El resultado, más allá de la risa, viene a ser un original modo de entender el teatro. El grupo Sexpeare, pese a que el gusto sea como los colores donde cada cual prefiere uno, define ya un modo de hacer, de estar en escena, de relacionarse con el público, un estilo en definitiva que como tal distancia su ser de cualquier otro. Y tras un extenso período en que la homogeneidad ha sometido la práctica escénica hasta provocar la caricatura, hasta conseguir un distanciamiento del público en ese resumen de teatro: plasta, hemos de agradecer que cada cual en sus posibles rompa esa frontera en busca del lugar de expresión y comunicación (comunión) que hace que el teatro continúe vivo. No se preocupen, al viejo le quedan muchos telediarios.