Yonqui de la denuncia
Abandonad toda esperanza, salmo 499º
Tres años después de dedicarle una columna a Joe Sacco, autor paradigma del cómic periodístico, recupero de nuevo su figura al hilo de las tres últimas obras suyas aparecidas en nuestro país. Tómese nota de que el hecho de que se publicaran durante el año pasado prácticamente en tres meses consecutivos y por parte de editoriales distintas dice mucho tanto de su alto nivel de producción como de la relevancia artística de su obra. En otras palabras: que se lo sortean, vamos.
En marzo llegaba a las librerías españolas el primer volumen de Bumf, una antología de historietas breves pero con personajes y temas comunes como hilo conductor en las que el autor regresa a sus orígenes como dibujante de cómics, alejándose de la solemnidad de los títulos que le granjearon el prestigio del que goza hoy (Palestina, Gorazde, El mediador...) y recuperando un trazo mucho más caricaturesco, cercano en ocasiones al del maestro Robert Crumb. No obstante, el propósito es el mismo que el de cualquiera de sus obras mayores: la denuncia de los aspectos más oscuros y miserables de nuestra sociedad. Para ello, en estas historias que titula con el término que en inglés coloquial alude al papel higiénico (y por extensión a todo documento superfluo que solo sirve para limpiarse... bueno, ustedes ya me entienden), Sacco se muestra particularmente satírico y mordaz, y retrata a la política internacional como un juego absurdo en manos de payasos y dementes. Con este fin, se atreve a resucitar al fantasma de Richard Nixon en el cuerpo de Barack Obama y deconstruye -por no decir destruye- la figura del presidente de la nación más poderosa de la Tierra paseándolo por una Norteamérica de pesadilla que, no por exagerada, deja de parecerse mucho a la auténtica. De este modo, Sacco termina recordándonos de nuevo al mejor Stanley Kubrick: pero si en La gran guerra evocaba la guerra de las trincheras tal y como la plasmó el cineasta en Senderos de gloria, las alocadas páginas de Bumf habrían hecho las delicias del hombre que dirigió ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú.
Al mes siguiente se distribuía la edición española de Yonqui de la guerra, otro puñado de historias cortas que vieron la luz por vez primera entre 1988 y 1992 en las páginas de la serie Yahoo: en estos breves relatos gráficos, Sacco recupera los recuerdos de su madre como una pequeña superviviente de la Segunda Guerra Mundial, y regresa también a uno de sus temas predilectos: el tratamiento mediático de los conflictos bélicos... sin olvidarnos de un crudo relato autobiográfico que puede recordar a la literatura beatnik o a la prosa de Charles Bukowski. Son historietas cortas en las que puede apreciarse de forma diáfana la evolución del autor desde sus primeras obras hasta los grandes reportajes periodísticos a los que hacía referencia antes. Y aunque este conjunto de narraciones ya pudimos leerlas traducidas al castellano (la primera, sobre una gira de una banda a la que el autor acompaña, en El rock y yo; el resto, en el recopilatorio Apuntes de un derrotista), el presente volumen es una introducción ideal al universo de Sacco para el que todavía no haya tenido el (doloroso) placer de leerle.
Finalmente, en el mes de junio se publicaba por estos lares otra obra llamada a convertirse en un hito de su producción: Días de destrucción, días de revuelta. En esta ocasión no estamos ante un tebeo de producción propia, sino un reportaje periodístico firmado a cuatro manos junto a Chris Hedges en el que se alternan los textos de este, ganador del Pulitzer, con los dibujos y las viñetas del autor de Notas al pie de Gaza. Hace seis años, ambos emprendieron una investigación sobre lo que llaman las zonas sacrificadas: el territorio de Estados Unidos explotado en aras de un supuesto progreso económico y tecnológico que a decir de sus defensores todo lo justifica. Pese a ello, y aun siendo -como decíamos- la primera potencia mundial, Hedges y Sacco ponen sobre la mesa una serie de datos escalofriantes: que de las naciones industrializadas del primer mundo, Estados Unidos posee -entre otros (de)méritos- la mayor tasa de pobreza; la mayor desigualdad de salarios; la peor puntuación en los índices de bienestar infantil y desigualdad de género según las Naciones Unidas; las mayores tasas de mortalidad infantil, homicidios, obesidad y problemas de salud mental; el mayor consumo de antidepresivos per cápita; y el peor dato de movilidad social. Y si no tiene también la mayor tasa de abandono escolar (se queda en segundo puesto), es gracias a esta España nuestra, campeona imbatible en esta disciplina. Y al hilo de esto, digo yo: igual nos hace falta un Joe Sacco patrio que denuncie según qué cosas. Aunque sea con un tebeo.
Bumf, Yonqui de la guerra y Días de destrucción, días de revuelta están editados por Reservoir Books, ECC y Planeta Cómic respectivamente.