Cultura

ZØj

Me parece algo propio de bolsillos desahogados comprar sin pretensiones alguna cosa, objeto. Esa actitud del “me lo compro y luego ya veré qué hago con ello, dónde lo pongo, para qué lo utilizo…, me lo compro y si no me convence lo guardo, o lo regalo”. Por ejemplo comprar una impresora con scanner y fax por si resulta que algún día se da el caso de necesitarlo. O comprar una parcela por si algún día apareciera la apetencia de construir un chalet. No critico la actitud, siempre y cuando no me afecte personalmente.
Como en el caso de la Zona Cero Junior. Un proyecto donde nuestro ayuntamiento invierte un millón de euros del Plan Confianza para construir un centro de ocio juvenil y proclama que “durante el tiempo que duren las obras valorará las actividades que se desarrollarán en el edificio”.

La actitud del equipo de gobierno encierra un desinterés, incluso un desprecio sobre el aspecto del ocio y de la juventud que ralla lo insultante. La actitud del equipo de gobierno dice: construimos un espacio y luego veremos qué hacemos con él. Cuando en realidad debería decir: qué demanda la población juvenil de Villena, qué funciona en otras localidades. Porque del mismo modo que está proyectada la ZØj se podrían haber proyectado unas pistas de curling. Es decir, proyectar, idear, tomando como base una idea indefinida, sin objetivos ni futuro. Un modo de proyectar que como el grupo Verde dijo, no tiene más fin que el hecho en sí (cubrir el expediente decía este grupo de la oposición, cumplir el programa electoral a toda costa, poniendo la realización de lo prometido en el programa incluso por encima del beneficio de la ciudad). Para obviar todavía más los motivos que intranquilizan a la ciudadanía respecto a lo oportuno del proyecto, nos encontramos con la indefinición del equipo de gobierno respecto a la gestión del edificio: dejando en el aire si dicha gestión será municipal o se concederá mediante convenio a alguna asociación. Aunque es coherente pensar que si no se sabe qué hacer en el edificio en cuestión es difícil saber quién debe gestionarlo, aún así las expectativas que aparecen tras estas declaraciones todavía provocan mayor desasosiego.

En realidad, para no extendernos, diré que personalmente todo el asunto me parece tan hiriente como que la proyección de la piscina cubierta ha dejado un espacio que se va a aprovechar para construir un centro de ocio donde no se tiene ni pajolera idea de qué hacer con él pero que se necesita para poner otra marca positiva dentro del programa electoral. Y siento como Los Verdes que Villena nuevamente va a desaprovechar otra oportunidad para convertirla en un desierto o en un nuevo terreno de disputa tal como el coso taurino polivalente y apto para combates de boxeo y exhibiciones de trial…, así que sólo espero –una vez más– estar equivocado.

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