Literatura

“Gracias por olvidar mi pasado” (concurso de Relatos Breves San Valentín 2014)

Nunca unas palabras labradas desde el fondo de un corazón tan poeta como el de Mario Benedetti habían hecho tanta mella en una persona que buscaba a base de tesón una respuesta a tantas preguntas sin respuesta que inundan su interior: "Si algunas veces sientes que te miro a los ojos y una veta de amor ves fluir de los míos, no pienses que deliro, piensa simplemente que puedes contar conmigo".
Palabras forjadas a base de pluma antigua, con tinta color azul turquesa y con un mensaje que llena el alma de los corazones errantes. Palabras para reflexionar, para refrescar una memoria deteriorada por el paso de los años y manchada por los excesos de la vida; esos excesos que tanto daño nos han causado y que tanto bien nos aportarán cuando el tren sin retorno en el que estábamos viajando encuentre por fin la estación en la que volveremos a poner los pies en el suelo.

Como "escupía" Benedetti desde su pluma, mirar a una persona a los ojos es sinónimo de seguridad; algo de lo que carecíamos hace unos años. Ahora miramos con la cabeza bien alta, y con la intención de hacer llegar a esa persona amada, tú, mi salvadora, ese mensaje de paz interior; y ese delirio que tanto nos confundía se convierte en un hechizo que brota desde lo más hondo de nuestras almas, y con un destino fijo, carente de engaños y sentimientos irracionales; buscando únicamente esa mano tendida que antes ocultaba la nebulosa tóxica y que hace un tiempo llega iluminada por todos y cada uno de los colores del arco iris.

Y es que ahora aprendes a valorar más las cosas, cuando años atrás la ofuscación era la nota predominante. Y te sientes menos irascible y más permisivo; menos errante y más cabal; menos calavera y más Don Juan.
Quizás en ese maldito tiempo pasado hubieras podido entender el mensaje de esas "palabras de amor, sencillas y tiernas", como dice Joan Manuel Serrat. Pero lo que está claro es que el resultado sí alteraba el producto, cuando, ahora, con la calma por bandera y una vez encontrada tu paz interior, ves como eres capaz de hacer que broten de tus ojos unas lágrimas con sabor a victoria, sobre todo por que sé que, mi vida, tú estás ahí, sujetando mi sombra cuando estoy a punto de derrumbarme.

Poco a poco te vas acostumbrando a esto y hasta la fecha he ido aprendiendo. Lo maravilloso de aprender algo es que nadie puede arrebatártelo, y tengo claro que aquí uno viene a aprender. A aprender de los errores del pasado, a emplear el tiempo, en hacer amigos, en amar, sentir, en confiar en la persona que cada día se levanta a tu lado… Pero al fin y al cabo uno aprende de sus errores, porque el amor es como el buen vino; a unos reconforta y a otros destroza. Contigo, yo me emborracho cada día, cada minuto, cada segundo.

Durante un tiempo me faltó tu presencia. Echaba de menos tu sonrisa, tu bello rostro, tus lindos ojos, tu hermoso pelo… He tenido muchas cosas pero ninguna se asemejaba a ti. En las cálidas coches de verano Morfeo se apoderaba de mí y solía recostar mi cabeza en el hombro de la luna, y le hablaba de esa amante, de esa mujer, de esa bella criatura que eres tú.

Y lo hago en soledad, mirando al cielo y tratando de dibujar tu cara en el infinito estrellado de la noche. Y es que nunca había sentido nada parecido por nadie como lo que siento por ti. A pesar de los años, uno tiene espíritu aventurero y alma de quinceañero. Y por todo esto echo de menos tus besos con sabor a miel, tu mirada sincera y atronadora; tus ojos oscuros y brillantes; tus labios…

Te noto aquí, te siento aquí. Te veo aunque no estés y te hablo aunque no me oigas. No es locura, es simple y llanamente amor. No me despido de ti porque sigues aquí, a mi lado, en mi corazón, en mis retinas, en mis oídos…

Conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado. A pesar de mi mala etapa has confiado en mí, y sé que lo seguirás haciendo ya que yo pongo de mi parte. No quiero perderte, por nada del mundo, por eso quiero dedicarte estas líneas en la página encinta de mi block trotamundos. Quiero pasar el resto del tiempo que me queda por vivir, por experimentar, por respirar, a tu lado. Has logrado confiar en mí a pesar de lo que hice hace años, y eso es de admirar. Yo también he puesto de mi parte para que cada día note ese hormigueo en mi estómago cada vez que vislumbro tu silueta.

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