Abandonad toda esperanza

2041

Abandonad toda esperanza, salmo 407º
Leí 1984 de George Orwell hace muchos, muchísimos años, pero la recuerdo de manera muy vívida; esto no se debe solo a las relecturas parciales que vinieron después o a la película de igual título que se estrenó, vaya por dónde, en 1984, sino porque tristemente el mundo real no hace más que recordárnosla. Orwell, que moriría al año siguiente de publicarla, acertó al describir un futuro desolador -recordemos que la suya es, junto con Un mundo feliz de Huxley y Fahrenheit 451 de Bradbury, la distopía literaria por excelencia- donde el Estado, a través del control de las fuerzas de la ley y los medios de comunicación, controla al individuo, su pensamiento y su acción.

Traigo a colación la novela porque, aprovechando que se cumplen tres décadas desde el emblemático año en que transcurre la historia, vuelve a estar disponible con nueva traducción de Miguel Temprano García y el concurso de dos invitados de lujo: Umberto Eco y Thomas Pynchon. El autor de El arco iris de gravedad se ocupa del epílogo, pero prefiero detenerme en el prólogo que firma el italiano; en sus reveladoras páginas, quien escribiera El nombre de la rosa destaca que Orwell acertó a predecir cómo iba a ser el futuro porque en realidad estaba hablando de lo que ya conocía: el pasado y el presente. De esto se deduce que la historia de la humanidad es cíclica y que caemos una y otra vez en los mismos errores. No puedo estar más de acuerdo con Eco en este y en el resto de sus argumentos, salvo en uno: que "no se trata en absoluto de una obra maestra de la literatura", pues ve carencias en el estilo y un moralismo demasiado obvio, casi dogmático. No sé si será porque soy menos inteligente o, al menos, menos exigente que Eco, pero yo sí la considero una obra maestra de la literatura, pues refleja nuestro mundo (el exterior, pero también el interior) con una fidelidad como muy pocas veces se ha visto en la historia de las letras. Si eso no es una obra maestra, que venga el Gran Hermano y lo vea.

Un tema recurrente sobre el que debatimos en mis clases en la Universidad es la conveniencia o no de las adaptaciones literarias como herramienta didáctica. Esto es: si es conveniente utilizar, por poner un caso, una versión light del Quijote de Cervantes para estudiantes de Secundaria, o si por el contrario deben enfrentarse al original (hay una tercera vía, que pasa por ignorar ambas posibilidades y esperar a que el alumno crezca y decida por sí mismo si leerlo o no). Personalmente no me parece mal usar versiones siempre y cuando se tenga en cuenta que nunca sustituyen al original. De hecho, acaba de editarse una adaptación al cómic de estética manga de 1984 cuya fidelidad permitiría utilizarlo como punto de partida para debates en clases de Historia, Filosofía o Literatura que podrían ser bastante fructíferos. Y considero más que conveniente en los tiempos que corren que los alumnos que no quieran o puedan leer a Orwell conozcan la existencia de conceptos como neolengua o doblepensar.

Antes de despedirme, recordarles que a finales del año pasado se editó un imprescindible volumen con lo mejor de la producción ensayística del autor: casi mil páginas donde se recogen sus reflexiones acerca de la literatura, la sociedad y, claro, la política de su tiempo. No lo dejen pasar: es una auténtica joya de principio a fin. Y un último apunte: ¿han caído en la cuenta de por qué esta columna se titula como se titula?

1984, 1984 (El manga) y Ensayos están editados por Lumen, Herder y Debate respectivamente.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba