Cartas al Director

A propósito del Salario Joven (hombres no, gracias)

El pasado jueves asistí al ayuntamiento de nuestra ciudad después de haber sido convocado por el SERVEF para optar a un puesto de trabajo ofrecido dentro del programa Salario Joven. Para optar a dicho puesto existían una serie de requisitos, como ser menor de 30 años, haber trabajado menos de 180 días o haber obtenido el título de Licenciado en los 4 últimos años. Yo cumplía todos ellos. Lo que no sabía es que se habían olvidado de mencionar uno, que si no se trataba de requisito indispensable, sí era un aspecto fundamental, y el cual, por suerte o por desgracia, nunca podré cumplir.
Después de notificarme que no había sido aceptado para el puesto ofertado, asistí de nuevo al Muy Ilustre Ayuntamiento para que se me informara de la puntuación obtenida en las entrevistas por cada uno de los tres candidatos. Resultado: 1º puesto (48 puntos), 2º puesto (42 puntos) y 3º (18 puntos). Yo fui el desdichado que quedó subcampeón y a las puertas del éxito. Hasta aquí todo correcto y derrota aceptada deportivamente.

Pero cuál fue mi sorpresa al comprobar la puntuación obtenida en cada uno de los apartados correspondiente a los méritos de cada candidato. Yo superaba en casi todos los apartados a la persona que obtuvo el trabajo (expediente académico, título de valenciano, idiomas comunitarios o experiencia docente). Pero hubo un "mérito", para el cual se asignaron ni más ni menos que 10 puntos, en el cual mi puntuación fue 0. Ese "mérito" recibe el nombre de Discriminación positiva hacia la mujer, y como escribía anteriormente, un servidor aún no se ha planteado el cambio de sexo.

En este caso se da la circunstancia de que me une una gran amistad a la persona que obtuvo el tan preciado trabajo, por lo cual me alegro enormemente de que ella haya sido la agraciada. Simplemente espero que la coherencia y el sentido común imperen en la Administración a la hora de establecer toda esta serie de normas que no hacen más que confundir y desestabilizar a esta sociedad, ya de por sí confundida y desestabilizada, en la que vivimos actualmente.

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