Se cumple en este mes de julio un año desde que me fue rescindido el contrato como director del medio de comunicación decano de la ciudad. Nunca pudo pasar por mi cabeza que poco a poco se caminaría hasta el desmantelamiento total de la emisora a nivel local.
La llegada al capital de la empresa de un fondo de capital-riesgo norteamericano supuso una revolución, con muchos cambios en la cúpula directiva, y la llegada de algunos especialistas en limpiar grandes empresas. Se comenzó con los directores y, como ejemplo, fuimos cesados todos los directores de emisoras de la Comunitat Valenciana.
Nos centramos en Villena. Fue nombrado director de la emisora un tinerfeño que, seguramente, no sabía ni donde estaba nuestra ciudad en el mapa. Y desde ese momento comenzó el baile. Despido de, todos menos uno, los trabajadores fijos de Villena. Sí, lo han leído bien. Fueron despedidos todos los trabajadores fijos menos uno. Daba la impresión de que quienes habían logrado a lo largo de los años altos índices de audiencia, o rentabilidades importantes del centro de trabajo, ya no servían por ser de Villena. En su lugar, locutores de Alicante, administrativos de Alicante, etc.
Recientemente, leía en un medio digital que la empresa iba a despedir a otros 200 trabajadores y que se marchaba hacia la provincialización de las emisoras. En una palabra, que en los pueblos desaparecería la actividad local de la emisora en su práctica totalidad.
No me lo quería creer, pero ha llegado. Ahora escucho Radio Villena a primeras horas de la mañana y en los dos bloques informativos locales de 7 a 9 se escucha: Aquí, Radio Alicante. A las dos y cuarto, en Hora 14, de nuevo es Radio Alicante, lo que se repite otra vez antes de las 8 de la tarde. Los deportes de cada tarde han desaparecido.
Quiero pensar que no se llegará al siguiente paso, ya dado en otras emisoras, consistente en desmantelar totalmente la emisora local, y emitir la señal de la cabecera de provincia. A quienes me paran por la calle pidiéndome explicaciones y preguntando qué se puede hacer, les digo que la palabra la tiene el Ayuntamiento.
La licencia por la que emite Radio Villena es una licencia otorgada a nuestra ciudad, no a la Cadena SER. El contrato firmado en su día dice claramente que el Ayuntamiento transfiere esa concesión. Según el diccionario de la RAE, transferir es ceder el derecho, dominio o atribución que se tiene sobre algo. Es una cesión, no un regalo de por vida, máxime cuando en este momento se incumple prácticamente todo lo plasmado en ese contrato.
En un próximo artículo expondré mis puntos de vista sobre el incumplimiento flagrante del contrato, por lo que el Ayuntamiento debería tomar cartas en el asunto y exigir que la licencia vuelva al pueblo, para que la información y actividades locales sigan teniendo el protagonismo que Villena merece.
