Agua, por favor
Este fin de semana pasado veía una película de esas que denominamos de indios y vaqueros, una del oeste, vamos. En realidad no había muchos indios, sino vaqueros, vaqueros buenos y vaqueros menos buenos. En una fase de la película, cabalgaban maltrechos los buenos, un matrimonio con una hija pequeña, los cuales, días antes, habían perdido todo a manos de unos bandidos que les despojaron de sus pertenencias y quemaron su casa con la única intención de que se marchasen para que aquellos terrenos quedasen en manos del terrateniente de la zona que era quien pagaba a dichos bandidos.
Quiso el azar que en mitad de aquel desierto, se cruzasen con un grupo de no menos despiadados energúmenos quienes después de maltratar a la pobre familia, agujerearon las cantimploras derramando el agua que les quedaba para intentar sobrevivir cruzando ese desierto. Al ver el agua derramarse, ante la desesperación de la mujer que lloraba desconsolada temiendo por la suerte de sus vidas y en especial la de la pequeña, me vino a la mente una comparación en la que, por supuesto, no me malinterpreten, no hay bandidos, pero sí similar sensación de desconsuelo al ver que, sucesivamente, se nos está negando agua en condiciones para nuestra comarca y provincia.
Insisto, para nada comparo a nadie con los bandidos de la película, lo que quiero decirles es que un ciudadano de a pie, como yo, es incapaz de comprender que razones políticas y no técnicas ni medioambientales hayan derogado un trasvase como es el del Ebro. Han preferido los catalanes, en connivencia con el gobierno de Zapatero o por acuerdos políticos, que el Ebro siga vertiendo millones de litros de agua al mar y no dejarnos, como dijo Maragall, ni un poc daigua.
Pero es que tampoco nos han permitido tener un trasvase de agua digna desde Cortes de Pallás, tema ya muy trillado pero no por ello carente de actualidad. Sin embargo, sí se han puesto de acuerdo en traernos aguas del Azud de la Marquesa, unas aguas que dicen quienes saben, contienen bacterias y coliformes y no sé cuántos bichos más que convierten el agua en inútil para regar la mayor parte de nuestros campos y especialmente los de nuestra ciudad. ¿No es para tener la misma desazón que la familia que veía cómo perdían la poca agua que le quedaba para sobrevivir?
A mí me duele que la alcaldesa de Villena, a quien respeto profundamente, no se haya plantado ante este atropello a nuestra ciudad. Puedo comprender que la disciplina de partido se lo impida pero, me pregunto si antes que la disciplina de partido no estará la lealtad a su ciudad.
No soy tan pretencioso como para otorgarme el conocimiento supremo sobre el asunto del agua de Villena y de los trasvases, como digo, soy un ciudadano al que le gustaría conocer de una forma fehaciente el contenido real de aquellas turbias aguas del Azud de la Marquesa y una explicación convincente de qué razones tienen nuestros políticos del gobierno municipal para apoyar ese trasvase y no el de Cortes de Pallás.
Digo yo que, partidos como Los Verdes, que han dicho por activa y por pasiva que son contrarios a los trasvases, habrán visto algo en este trasvase, como en el campo de golf de Villena, para cambiar su opinión, otrora taxativa, en este sentido. Quisiera saber esas razones que puedan tener porque quisiera no pensar que este apoyo a este trasvase es como ha resultado ser con el asunto del parking y centro de ocio de la plaza de toros. Sencillamente político.