Alcaraz se impone a las dificultades en Río
Carlitos aguanta el tipo en un partido raro, tras perder el primer set, para vencer a Fognini
No siempre se puede brillar, aunque te llames Carlos Alcaraz, seas campeón del US Open y hayas sido el número uno más joven de la historia. A veces, simplemente hay que ganar, venga como venga el partido.
Le ocurrió al español de 19 años en su estreno en el Río Open, contra el brasileño Alves, cuando el encuentro fue aplazado por la lluvia a un solo juego de su victoria. Al día siguiente lo cerró en seis minutos, sin problemas, sin haber jugado bien.
Este jueves, madrugada del viernes en España, el encuentro ante el imprevisible Fabio Fognini vino de nalgas, pero Carlitos, a pesar de su más bien nefasto desempeño al servicio, se las arregló para sacarlo adelante y remontar para prevalecer en tres sets: 6-7 (5), 6-2 y 6-4 en dos horas y 47 minutos.
Sin jornada de descanso, el viernes, en cuartos, se enfrentará al serbio Dusan Lajovic, que se impuso a su compatriota Laslo Djere (6-2 y 6-4). Da la casualidad de que jugó contra los dos la semana pasada camino del título en Buenos Aires.
El primer set fue una auténtica locura y en río revuelto, valga la redundancia por aquello de la ciudad, ganancia de Fognini, que se mueve como pez en el agua cuando los partidos se embarullan, porque tiene talento para saber estar en el caos. Alcaraz tuvo dos oportunidades de ponerse con 4-0 y doble break tras una salida en tromba. Lo curioso es que el transalpino no estaba jugando mal.
A partir de ahí, todo cambió con una inusual sucesión de quiebres (siete) en los siguientes ocho juegos. Solo uno resuelto con su saque por el bueno de Fabio, capaz de hacer puntos geniales e instantes después, fallos de bulto. De esos sumó unos cuantos el murciano, por eso no pudo evitar que se llegara a un desempate, que parecía lo más justo. En esa suerte se adelantó y parecía en control (4-2), pero volvieron los errores y la precipitación. Fognini, a la chita cayendo y con momentos de gran clase, le fue quitando ventaja y encontró la manera de tener un punto de set que no desperdició. Lo cierto es que había estado muy atentos también en todas las opciones de rotura (4/4).
Nada hacía presagiar (¿o en realidad sí?) lo que ocurriría después. Otra salida fulgurante de Alcaraz en la segunda manga, esta vez asegurada con dos breaks seguidos. Fognini había pedido la presencia del médico en el descanso para que le ‘revendara’ el tobillo derecho, mientras su rival refrescaba su cuerpo y sus ideas en el vestuario.
Esas circunstancias tan diferentes le restaron chispa al uno y se la dieron al otro. Además, los golpes de Carlitos, en mejores posiciones de ventaja, eran mucho más incisivos que en el primer parcial. Este, también raro, aunque por diferentes motivos, no se le escapó.
Un capítulo final que solo podía ser inquietante
A Fognini ya le pesaban mucho las piernas pese a los cuidados y los antiinflamatorios. Con 35 años, 16 más que su oponente, la diferencia física era grande, como la del ranking (el dos contra el 86). Su baza era intentar acortar los puntos, pero hacer eso andando no es fácil. Hay que ser muy duro y que el oponente falle y no haga dejadas. No fue el caso de Alcaraz, aunque tampoco es fácil jugar al tenis contra alguien sin saber muy bien cómo está.
No se libró el tercer set de extraños giros en la trama. Lo tenía encarrilado el prodigio de El Palmar, cuando encajó un nuevo quiebre de un Fognini recuperado, que mantuvo su 100% en puntos de break (5/5). Por suerte, para él, aún le quedaba otro de ventaja. Lo mantuvo con ese oficio instantáneo que ha ido adquiriendo con partidos ante veteranos, como este, y con cierto indeseado suspense, para volver a ganar, como el año pasado en el mismo escenario, al de San Remo. Aquella vez, en el siguiente choque, la final, levantó el trofeo…