Testimonios dados en situaciones inestables

Alicia, 9 años

El sábado, como todos los sábados, fuimos al supermercado a hacer la compra. Mi papá, como siempre, iba metiendo en el carro todo lo que mi madre le decía. Coge Dos Botes De Tomate Triturado, y papá los cogía y los metía en el carro. Coge El Lavavajillas Antibacterias, y papá lo cogía y lo metía en el carro. Mi papá es un buenazo; parece el Dalai Lama ese.
Mi madre es la que siempre lleva la lista. Lo lleva todo bien anotado, y cuando algo ya está en el carro, le hace un círculo a la derecha con un boli rojo. Tiene que ser rojo dice, porque el rojo es que ya está hecho. Si fuera azul podría producirse una confusión, dice mi madre. Podría confundirse con la letra o, o con un cero. En vez de Guisantes 1 (el uno es la cantidad, sean botes, bolsas o kilos, depende del producto) podría leerse Guisantes 10 y creer, además, que no está en el carro, con la comprensible anarquía, dice ella. Mi madre tiene muy claro El Proceso, como lo llama, y mi papá siempre le sigue con el carro y con cara de perro de esos que llevan un barril en el cuello.
- ¡…!
- Sí, de esos. Pues el sábado mi madre iba toooodo el tiempo quejándose: que si Esta Vez No Nos Va A Llegar Para Terminar La Lista, que si Con La Crisis Voy A Tener Que Vender Mi Cuerpo (esto no lo entendí muy bien), que si Cualquier Día Me Voy Y No Me Volvéis A Ver. Yo creo que tiene eso que llaman Una Obsesión, porque empieza a hacer la lista los lunes y se pone hecha una burra mirando el frigorífico y la despensa, como si alguien nos estuviera robando. El caso es que a mi papá se le notaba cada vez más incómodo y nervioso, aunque seguía teniendo cuidado de que no se le olvidara coger algo de lo que mi madre le gritaba y se enfadara aún más. Pero llegó un momento en que mi madre, con claros síntomas de confusión, empezó a decirle a mi papá que cogiera cosas y dos segundos más tarde que las volviera a dejar, para poco después obligarle a cogerlas otra vez. A los pocos minutos, mi papá, que ya llevaba un rato sudando y rojo como los círculos del boli de mi madre, se quedó quieto y comenzó a tartamudear, con los ojos en blanco, como un zombi de esos de las pelis, y se cayó al suelo mientras se agarraba el pecho con la mano derecha y decía María Por Dios María. Mi madre, recuperando la compostura, se arrodilló rápidamente (la gente ya se arremolinaba alrededor), y le dijo Ni Por Dios Ni Leches: Como Te Dé Un Infarto Ahora Y Nos Dejes Con La Hipoteca, Las Letras Del Coche, Las Cuotas De La Comparsa Y… Fue milagroso, como borrar una palabra mal escrita. Mi papá se levantó, agachó la cabeza de perro, resopló, y se puso a colocar bien las cosas del carro.
- ¿¡…!?
- Sí, creo que lo llaman medicina alternativa. Una pasada.

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