Fiestas

Álvaro Martínez Pérez: un cabo infantil para la historia de los Moros Nuevos

El cabo no parte de cero; estudia e imita a sus mayores para experimentar fórmulas que forjen su estilo

Todo arte tiene su teoría y práctica…y así la tiene el arte festero del cabo. ¿El cabo nace o se hace? Creo ver que el cabo nace y con los años perfila su estilo hasta ver fluir o no su arte. Ni todos los que lo intentan son buenos, ni llegan a mantenerse; la competencia y exámenes “a pie de calle” son factores que sopesar. Hay cabos que no han nacido cabos pero acaban siéndolo, sean o no premiados; hay cabos que han nacido con la espada en la mano… sin mayores consecuencias.

El cabo no parte de cero; estudia e imita a sus mayores para experimentar fórmulas que forjen su estilo. Debe querer y poder separarse de su escuadra para dar la cara al público y ser el centro de sus miradas; ademán sonriente, recto y un tanto arrogante sin excesos. El aplauso es el premio que el público entrega al cabo por su interpretación festera. En la combinación de los factores anteriores y otros, puede radicar el éxito o fracaso del cabo villenense; la transmisión entre todos es vital para su enriquecimiento armónico.

Entre los cabos moros nuevos mencionemos a don Pedro Palao Llebrés. Presidente, festero de raza, concejal de Fiestas, gran persona, actor de teatro y cabo premiado con su pulgar de la mano izquierda metido en la abertura del delantal; cientos de veces hablamos de fiestas y colaboró en dos de mis libros de investigación militar. Sobre los cabos me dijo una frase que me sigue maravillando: "El cabo de Villena [...] tiene que ser un actor que está desempeñando un gran y artístico papel festero. […] La naturalidad es esencial en los cabos porque es arte.”

Vistos los entremeses “jocosos” (espero que Lope de Vega no me excomulgue), nada sabemos de los cabos del futuro que bien podrían pasar por Álvaro Martínez Pérez; los padres debemos preocuparnos de nuestros hijos y mostrarles con tacto la vida y fiestas. En 2018 vi a nuestro protagonista con 5 años en el Desfile de la Esperanza; corto en años y más aún en estatura, natural, sonriente y arrollador. Admirador de la escuela de cabos de la que hago bandera, la de mi recordado Manuel Díaz Sánchez, Álvaro me llamó la atención. Al ser amigos sus padres, les propuse escribir unas líneas para El Huevón e historia de la comparsa. ¿Por qué? Desde mi modesta experiencia festera… estamos ante una incipiente promesa en dicho arte.

Álvaro nació el 10 de octubre de 2012 y sus padres son María del Mar Pérez Martínez y Andrés Martínez Jiménez; su hermano mayor, Mario, le precedió el 21 de noviembre de 2008 (capitán infantil 2020-2022). Sus abuelos maternos son el moro Antonio Pérez Faura (nació en 1938, moro desde los 14 años y falleció en 2002) y la marrueca María Martínez Estevan “Caracola” (nació en 1940). Es alumno del Colegio Salesiano de Villena, 5º de primaria, siendo sus amigos moros y de colegio Tristán, Arith, Álvaro García, Eric, Yerai y Luca.

Por la parte festera y habiendo nacido en 2012, sus padres ya lo vistieron de moro nuevo en 2013 y cursó alta en agosto en 2014. En 2018 formó por primera vez a pie y al frente de una escuadra como cabo infantil; su trabajo con la espada ha sido recompensado en dos ocasiones con el Premio al mejor cabo infantil masculino del bando moro en el Desfile de la Esperanza 2018 (primer año que salió de cabo) y 2022 (no hubo fiestas en 2020 y 2021).

El motivo principal de esta información es la siguiente: he realizado una entrevista completa a nuestra joven promesa que pueden ustedes leer en El Huevón 2023 de la comparsa de Moros Nuevos. Como no podemos publicarla aquí debido a su extensión, sí me he permitido traer a colación una de las respuestas de Álvaro que más me sorprendieron:

  • “¿Qué sientes cuando sales de cabo?
  • Yo cuando voy desfilando no veo nada; cuando voy desfilando siento que me controla mi cuerpo, que yo no lo controlo a él".

Con Álvaro hemos puesto “una pica en Flandes” y le auguro un futuro portentoso. En cuatro días nuestros hijos crecerán, formarán escuadras y a la vuelta de otros cuatro reclamarán su espacio en la comparsa; unos se irán, otros permanecerán y nuevas caras llegarán. Dentro de 80 años, cuando nuestros hijos tengan nietos y nosotros, los que estamos leyendo estas líneas, miremos eternamente al sol… ellos serán nuestra ulterior presencia en la comparsa.

Por: José Vicente Arnedo Lázaro. Socio de las comparsas Bando Marroquí y Estudiantes

NOTA. El artículo completo lo pueden leer en EL HUEVON 2023 de los Moros Nuevos.

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