Opinión

Anécdota previa a la fundación de la Bodega Cooperativa (Nuestra Señora de Las Virtudes)

A finales de los cincuenta, una delegación de Villena se desplazó a tierras aragonesas para conocer “in situ” el modelo cooperativo agrícola

Supone para mí un honor proceder del campo. Mis dos abuelos Joaquín Marco y Mateo Amorós se ganaron honradamente la vida como modestos agricultores. Joaquín, más hortelano; Mateo, aunque también con algunos bancales de regadío, más de secano. Ambos fueros fundadores de la “Bodega Cooperativa Nuestra Señora de Las Virtudes” y hete aquí la anécdota que deseo dar a conocer a mis paisanas y paisanos.

Mateo, muy dicharachero y extrovertido, siempre anduvo liado de forma altruista con los asuntos del “Sindicato”. A finales de los cincuenta, una delegación de Villena se desplazó a tierras aragonesas para conocer “in situ” el modelo cooperativo agrícola, muy implantado allí, para replicarlo en Villena. El grupo lo integraron Francisco Salguero Porcel; el bilbilitano y médico en Villena Faustino Alonso Gotor; Rogelio Amorós Céspedes “el de La Virgen” y mi abuelo Mateo Amorós Tomás.

Visitaron varias bodegas cooperativas vinícolas de la zona; y una de aquellas noches, en Calatayud, acompañados por el entonces presidente de la Cooperativa aragonesa de la citada ciudad, bien comidos y bebidos todos, Mateo se arrancó, en la fonda o restaurante donde acababan de cenar, con la copla de “La Dolores”.

A Faustino y su paisano Presidente debió de atragantárseles la cena; y es de imaginar, que algunos de los varones que ocupaban las mesas adyacentes, al ver a aquel desconocido entonar la famosa copla, comenzaran a arremangarse las mangas de sus camisas, con ánimo de asestar escarmiento al osado forastero. Pero Mateo les sorprendió con un súbito cambio en la letra entonando: “Si vas a Calatayud, / pásate por Cariñena / y verás a Santo Tomás / y a unos cuantos de Villena”.

Lo que hubieran sido puñetazos se tornaron en aplausos y la fiesta acabó en paz. Santo Tomás eran los apellidos del directivo cooperativista aragonés, conocido entre sus paisanos, que les acompañó en las visitas. San Valero, patrón de Cariñena,  da nombre a la cooperativa de dicha ciudad.

Afortunadamente todavía son muchos los villenenses que conocieron el carácter de mi abuelo Mateo, “el del Infierno”, por lo que tras contarles esta anécdota, comprenderán mejor aquella situación, que bien acabó tras un arriesgado inicio.

Por: Joaquín Marco Amorós

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Un comentario

  1. Cierto, hermano.
    El abuelo y sus chascarrillos.
    Cuando le veíamos pensando decíamos.. ¡Ay madre!
    Yo recuerdo (y canto con mis alumnos de hoy en día)… «El piojo y la pulga» , esa canción acumulativa en la que mientras desgranábamos panochas en la cambra, nos la iba enseñando.
    Genial y divertido.
    Un abrazo

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