Apuntes de la semana
Conste que en el momento de escribir estas líneas, no se ha jugado todavía la Final de la Champions League entre el F.C. Barcelona y el Manchester, por lo tanto, no tengo ni idea de su resultado aunque sí de lo que deseo. Al hilo de este tema, en días pasados escuchaba una reflexión que me pareció muy acertada por parte de su ponente.
Aludía a lo que un equipo de fútbol como el Barcelona puede llegar a motivar a los aficionados a este deporte en general, y a los simpatizantes de ese club en particular, atendiendo al excepcional nivel de juego que han desplegado durante todo el año y a esa sensación de creatividad y capacidad de reinventarse a sí mismos que tienen los equipos de Guardiola, y digo plural porque con este chico como jugador, el F.C. Barcelona enamoraba, tanto como lo hace ahora, a quien de forma objetiva quiera disfrutar de fútbol. ¡Ah, perdón, quien escribe es un madridista de uniforme y todo!
El caso es que en dicho programa radiofónico, se decía creo que con gran carga de razón que sólo las salidas de tono de su, políticamente, ambicioso presidente y las pasadas de frenada nacionalistas, también, de alguno de sus jugadores, ensombrecían a esta entidad que tiene muchos cientos de miles de seguidores fuera de Cataluña y que, por culpa de este tipo de excesos, pudieran sentirse rechazados por el equipo de su corazón. Tengo que decir que afortunadamente hay mucho más sentido común en esa extraordinaria masa social que tiene el Barça y, por tanto, puedo comprender que sus seguidores no catalanes sientan como suyo ese equipo que está jugando al fútbol como si fuesen ángeles, pero no gracias a su presidente y esos dos o tres jugadores, sino a pesar de ellos. En definitiva, pase lo que pase esta noche, hay que felicitar al F.C. Barcelona por la campaña realizada y lo digo desde la envidia, ni sana, ni paños calientes, envidia pura y dura. Lo admito.
Por otra parte tenemos la simbólica moción de confianza presentada contra la alcaldesa y que, según dicen los medios, llegará al pleno de mañana (de ayer) jueves. Y digo simbólica porque en realidad no es no debería ser de otra manera y quien se haya hecho otras ilusiones, pienso que se equivoca o le puede la ambición. Puede que incluso, tenga efecto boomerang y se le vuelva en contra. Los enfrentamientos que puedan estar dándose en el PP local, no significan que deban ni puedan desembocar en la pérdida de la alcaldía. ¡Ni mucho menos!
Y si alguien piensa en esta opción como camino para alcanzar una meta que las urnas le denegaron, debería reflexionar acerca de su sentido democrático y de su grado de compromiso con la ciudad. Al margen de las discrepancias que pueda haber en el PP, al margen de lo que cada uno de nosotros pueda pensar de la forma de gobierno de Celia, a unos gustará más y a otros menos o nada, lo cierto es que el pueblo dejó muy claro el mensaje en las urnas y en ese mensaje no se decía que quien había perdido la confianza del ciudadano pudiera recuperar el gobierno por medio de un atajo.
Quisiera creer que esta moción va a servir para finiquitar los enfrentamientos internos del PP y que, por el bien de Villena, la legislatura concluya con cuantos más proyectos acabados mejor. Aunque es amarga experiencia, no estará mal empleada si sirve a cada parte para reflexionar, a los del PP por su lado con sus asuntos, pero también a la oposición, en especial al PSOE local, pues además de críticas hay que aportar alternativas. Y que sean las urnas, en última instancia, las que pongan y quiten a nuestros gobernantes. Estos partidos se juegan en las urnas, no en los despachos.