Editorial

Aquí paz (y sueldo) y después gloria

La “finalización” del enfrentamiento en el seno del equipo de gobierno, puesta de manifiesto a través de un comunicado y con la escenificación de la unidad de voto en los últimos Plenos, más que un punto y final ha venido a poner puntos suspensivos a una situación llena de interrogantes.
Por las opiniones recogidas por EPdV entre la ciudadanía, las facilitadas por nuestros columnistas y las conversaciones escuchadas a pie de calle estos últimos días, parece que la situación está muy lejos de estar tan clara como pretende el Partido Popular en su voluntarioso comunicado de la semana pasada.

Es muy difícil aceptar que, tras la sarta de imputaciones e improperios cruzados entre los distintos concejales del PP –llegaron a acusarse de no trabajar o aprovechar su cargo público en beneficio propio, entre otras lindezas–, ahora pretendan transmitir una imagen de unidad que resulta, como poco, falsa. EPdV desvela hoy que esa “unidad” no es tal, sino que el PP se ha visto obligado a establecer pactos privados y “gabinetes” para dirimir sus diferencias. Lo que en cualquier otro momento histórico hubiera sido considerado lógico y necesario, como el trabajo transversal entre distintas concejalías, se ha convertido ahora en un pacto de no injerencia para que el concejal A no se meta en las competencias del concejal B. Un disparate en toda regla.

Más indignante resulta aún conocer que la primera preocupación de algunos de los concejales implicados en esta surrealista historia ha sido asegurarse el cobro de su sueldo, dejando en un segundo plano “naderías” como el cumplimiento del programa electoral por el que han sido votados o la solución a problemas eternos de nuestra ciudad como el agua o las vías o cualquier otra cuestión de interés para los ciudadanos, que asisten a mitad de camino entre la estupefacción y la indignación a un vodevil impropio de una institución tan importante y necesaria como nuestro Ayuntamiento.

Lógicamente, y a la vista de lo sucedido, la guinda a esta sucesión de despropósitos había de ser digna de la categoría del disparate. Una vez firmada la “paz” entre ediles, alcanzada la deseada “unidad”, exhaustos de no haber trabajado en beneficio del pueblo durante los últimos meses, sino de haber dedicado las 24 horas del día a sus disputas partidistas internas, ésas que a quienes no somos del PP no nos importan en absoluto, la mayoría de los concejales se han marchado de vacaciones tras cobrar la “extra” de verano. Todo sea por el bien de Villena, eso sí.

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