Cultura

Asociaciones de Barrio

Este mismo lunes cinco de mayo en que España recobraba la normalidad, las emisoras municipales anunciaron dos infortunadas noticias relacionadas con uno de los barrios de Villena. En primer lugar narraban los robos perpetrados en varias viviendas sitas en las inmediaciones de nuestro ayuntamiento, de las que se sustrajeron a placer objetos de toda índole y diversos electrodomésticos “de todos los tamaños”.
Raterías que flaco favor hacen al esforzado trabajo que desde múltiples flancos se realiza por acrecentar el interés del público en general por la vivienda y el comercio en dicha zona. Son “cosas que pasan”, menos para quienes “han perdido” algo en el suceso. Respecto a esta pequeña oleada de robos desconozco si nuestro concejal de Policía tomará medidas específicas, si piensa en aumentar la presencia policial en la zona, o si prevé colocar más cámaras de seguridad a cambio de otro poco de intimidad.

La segunda noticia, también con aspecto negativo y también referida al céntrico Barrio de San Antón, fue la que hizo pública la despedida de la actual Junta Directiva de esta asociación vecinal tras concluir su periodo de compromiso. Situación que a punto ha estado de dejar a la asociación sin una junta de gobierno, al no presentarse salvo in extremis ningún grupo dispuesto a asumir la tarea, lo que hubiera llevado a su disolución.

El escenario en que nos encontraríamos si se hubiera dado tal desafortunada circunstancia es sin duda complejo, ya que dejaría descabezada la representación ciudadana del barrio, pero también la gestión de sus espacios así como la organización de las actividades que en él se realizan. Y sabemos, queridas personas, que es precisamente en esta zona donde se localizan algunas de las celebraciones con mayor tradición en nuestra ciudad.

Una situación que no es nueva y que lleva camino de convertirse en habitual. Una situación a la que ya se han enfrentado otras asociaciones vecinales en los últimos meses consiguiendo apenas salir airosas en el último momento (valorando incluso la posibilidad de adherirse, de refugiarse, en otras asociaciones cercanas y de la misma índole a las que entregar la gestión de presupuestos, organización y actividades; en las que buscar amparo y depositar confianza). Como si hubiéramos llegado al declive de este tipo de asociaciones o como si hubiéramos perdido el sentido de su existencia, o como si ellas mismas hubieran perdido su significado. Porque, ¿qué es una Asociación Vecinal, qué hace, para qué sirve? Seguro, queridas personas, que ustedes tienen respuestas para tales preguntas, ¿no? Seguro que sí. O no.

Quizás serían unas cuestiones que debería resolvernos la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas, para nuestro conocimiento, para saber valorar su sentido y para despertar el sentimiento de compromiso con sus objetivos. Porque es difícil dar valor a lo desconocido y todavía más difícil apostar cuando no se sabe qué es lo que está en juego.

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