Cartas al Director

Bibliotecas de Villena

Las Bibliotecas Públicas de Villena cumplen su vigésimo quinto aniversario. Felicidades por ello. Hace veinticinco años que se inició una andadura que ahora se celebra. Aquella humilde biblioteca que se inauguró en lo que hoy es la Casa de Cultura comenzó a abrirse paso a lo largo del tiempo, así como las múltiples vicisitudes que ha debido afrontar en todo el periplo hasta llegar a lo que conocemos hoy día.
Por ejemplo, la apertura de un centro de lectura en el barrio de La Paz y la agencia que funciona en el barrio de San Francisco. Dos hechos que ponen en evidencia el carácter de expansión del hábito lector animado por las personas que, con gran esfuerzo, trabajan y han trabajado entre los libros.

En estos momentos en los que las Bibliotecas Públicas de Villena, coincidiendo con su cumpleaños, han recibido el importante premio “María Moliner” otorgado por el Ministerio de Cultura, es justo destacar el esfuerzo llevado a cabo por su Directora y las bibliotecarias, promoviendo las diferentes actividades, como la del mencionado premio por su labor con los más pequeños –la Bebeteca–. Quienes hemos estado cerca de la faena de las bibliotecarias hemos de constatar el trabajo que desarrollan: innovando, proponiendo, ampliando, reformando…; todo con el fin de que, cada vez más, las filas de lectores queden engrosadas. Sabemos perfectamente que la lectura es una disciplina que se convierte en deleite y satisfacción. Una aventura que nos proponen los libros para que desentrañemos sus secretos, ya sea a través de un poema, de un cuento, de una historia de amor o un enigma.

Bibliotecas Públicas de Villena que se han ido haciendo adultas creciendo en socios, en adaptarse a las nuevas tecnologías, en propuestas valientes multiculturales para dar cabida a nuevos modos y expresiones. Ahora que se cumple años, quizás nostálgicamente, alguien se acuerde de aquellos comienzos titubeantes, sin embargo estoy seguro que lo conseguido en la actualidad es, con mucho, satisfactorio, aunque siempre se aspire a más, como es lógico.

Las Bibliotecas Públicas de Villena cumplen años y todo el mundo con ellas también. Poder leer un libro, sin censura, en el que bebas del saber es, sin lugar a dudas, un reto, una nueva posibilidad, un desafío, una puerta que se abre… ¡más conocimiento! Sospechamos, con mucho fundamento, que leer es nocivo para la salud… del poder. Por eso quien lee es más crítico con lo que le rodea, menos vulnerable ante el eslogan fácil y embustero, menos dado al impulso y más al razonamiento, y por tanto al debate. En definitiva, que la lectura nos redime de la brutalidad en la que algunos nos reclaman, simplemente para que no pensemos. ¡Huya de estos prestidigitadores del engaño!

Cuando usted, lector o lectora de este artículo, entre en la biblioteca, justo en ese momento, el espíritu que rodea los libros puede envolverle, generosamente, plácidamente, con el fin de abrirle caminos un poco más libres. ¡Déjese llevar! Seguramente las personas que trabajan en las bibliotecas, en una especie de conjuro, contribuyan a esa libertad.

Lo dicho, que me alegro muchísimo de que estas bibliotecas de Villena festejen sus bodas de plata, no importa que los novios hayan envejecido un poco, al fin y al cabo las arrugas, dicen, son los surcos en los que se ha ido conformando la vida. “Veinticinco años no es nada”: casi, casi como dice el tango. Bibliotecas agarradas a la sociedad que las vio nacer y crecer. Así se baila. ¡Enhorabuena y felicidades!

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