Sociedad

Calor en el desierto, calor en Villena. Las vacaciones de los niños saharauis llegan a su fin

Este jueves, 14 de agosto, en un chalet ubicado en la carretera de Peña Rubia, y contando con una representación municipal, tendrá lugar la fiesta de despedida de los niños y niñas saharauis que han pasado este verano en Villena. Los niños volverán junto a sus familias, en los campamentos de refugiados, el próximo 20 de agosto.
Son muchas las actividades que la Asoc. Villena con el Pueblo Saharaui Desierto La Hamada ha realizado en estos cuatro últimos meses. Siempre bajo nuestra opinión, la más importante, cerrando el ciclo anual, es la llegada de niños y niñas saharauis a familias villeneras y de la comarca, así como a otros 9.000 hogares de España.

Atrás quedaron las llamadas a la solidaridad para que nuevas familias se animaran a participar en la acogida, siempre con las dudas de cómo resultará y qué problemas tendrán que afrontar, cómo será la adaptación y la convivencia con una persona que ni siquiera han visto en foto, desconociendo sus costumbres, su comportamiento, sus hábitos, sus sentimientos y la manera de dirigirse a nosotros… y a nuestros propios hijos. Un sinfín de cuestiones que hacen la espera hasta su llegada más emocionante si cabe, una espera que acompañamos proporcionando informes y un DVD de orientación a las familias de acogida, donde se explica el hábitat y la historia de estos niños, llamando poderosamente la atención cómo es posible que seres humanos puedan vivir en unas condiciones tan extremas, plagadas de necesidades, aguantando como pueblo con la frente alta y la mayor dignidad.

Entonces llega el momento de ponerle nombre a la persona que convivirá con nosotros, repartiendo a los niños entre las familias de acogida intentando mantener un número equitativo entre sexos, ya que muchas familias consideran que las niñas serán más afectuosas y cariñosas y podrán tener un verano más armónico, lo cual no siempre es así, como también surgen dificultados cuando un niño que ya estuvo aquí quiere repetir con la misma familia y ésta no ha podido acogerle este año. La adaptación inicial requiere obligatoriamente de un esfuerzo de comprensión, que se hace mucho más sencillo gracias al trabajo de los monitores saharauis que acompañan a los niños.

Llegado el avión desde el desierto argelino al aeropuerto alicantino se pone fin a una noche de nervios y ansiedad entre los miembros de la asociación y las familias acogedoras, pero eso sólo dura hasta que vemos a los niños bajar del avión, empolvados y cansados tras muchas horas de viaje y espera. Entonces, cogidos de la mano, se acercan a nosotros, y en ese momento comprendemos que cada nombre tiene un rostro y la alegría nos embarga a todos cuando ya está próximo el amanecer…

Llegados a Villena, el reparto se hace con normalidad, y todas las familias se muestran contentas por contar con un nuevo miembro en su hogar. Es estonces cuando comienza un verano muy diferente durante el que todas las preguntas serán respondidas, un verano lleno de sorpresas, de ganas de agradar, de conseguir que los niños estén contentos y no les falte de nada. No obstante, más allá de lo material, lo que a los niños les beneficia, y mucho, son la entrega bien entendida y el altruismo que reciben en sus hogares de acogida, con sus nuevas “familias”, porque eso es lo de que verdad les embarga y deja una huella para siempre, la de una personita con una vida llena de dificultades que por unas semanas fue un hij@ más, dejando una marca humana y una huella que pervivirá por siempre.

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