Castillo de La Atalalla
Queridas personas, como diría mi amigo Andrés Leal, no se vayan Uds. a creer que el título de esta columna es una falta de ortografía. Bastante me ha costado convencer al Word de que yo, El Observador, tengo licencia para escribir este tipo de cosas. Bueno, en realidad la licencia la tengo yo y la tiene quien quiera que haya editado, impreso o redactado, como quiera que sea, la guía y callejero de Villena que hay estos días por los establecimientos de hostelería asociados a ASHOVI.
Conste que no le reprocho nada a esta asociación, pero les invito a observar un par de detalles de lo más llamativos en dicho callejero. Si despliegan el plano podrán ver que, en la parte superior izquierda, existe un detalle de lo que podríamos denominar el castillo y alrededores, también conocido como Casco Antiguo, aunque no creo que sea completo. Y allí, en tó el centro aparece el texto Castillo de La Atalalla.
Y no es que me importe, la verdad. A estas alturas me trae sin cuidado que la gente haga, diga o escriba lo que le venga en gana al fin y al cabo, yo soy uno de los del destajo, como diría mi otro amigo; si a algún juez tampoco es que le inquiete demasiado que otros quemen fotos del Rey escudándose en el derecho a la libertad de expresión, pues llámenle Atalalla o Hatalaia que a mí, plin.
Pero ese mapa, callejero o lo que quiera que sea esconde algo mucho más divertido, de verdad que sí. Repasando las calles, no pude evitar una carcajada mientras desayunaba en un conocido restaurante de Villena, del que no diré su nombre para no hacerle publicidad, pero que está ubicado en Isabel La Católica. Saludos, Doña Maruja. Resulta que encuentro un callecita bautizada como Cajón el Chino tal cual suena. Mira, me entró una risa incontenible, porque si cualquiera de Uds. han ido siguiendo las noticias que se han ido publicando a lo largo de la pasada legislatura, el supuesto nombre de esa calle que aparece en el mapamundi de Villena, salió a la palestra innumerables veces. Si alguien preguntaba por el informe tal, seguro que quienes entonces estaban en la oposición decían que estaba en en efecto, en el nombre de esa calle. No me digan Uds. que no es una casualidad de lo más divertida.
En cualquier caso, seguro estoy de que algún despistado con mala uva, si repara en el nombre de esa calle, le faltaría tiempo para decir: No, si hasta se ha puesto el nombre en una calle. Porque, no me dirán Uds. que será la primera vez que alguna persona, creyendo que su ignorancia es todo sabiduría, se pone a criticar y poner a caldo al más pintado por el mero hecho de caerle mal, no ser de su ideología política o sencillamente, sentirse inferior al criticado.
De todos modos, les confieso que uno está un poco hartito de ver cómo hay gente que trabaja por engrandecer la ciudad a través de sus asociaciones y entidades locales pero suelen chocar con otra gente que lo único que hace es actuar bajo el consejo de los celos, la rabia o la envidia. Así que acabaré mi columna con un chiste que me contó mi otro amigo Paco.
Iba uno por Bilbao y se encuentra a un amigo con medio cuerpo escayolado. Oyes Patxi, ¿qué te ha pasado, pues? Y Patxi le dice que yendo con su moto por el Casco Viejo, había una tienda en un esquinazo. Una construcción de esas de sillería robusta en cuya pared había un cartel que decía: Se traspasa
Y el bueno de Patxi allá que fue con la moto. Y, apenado le decía a su amigo: Y no se traspasó, Iñaki, no se traspasó.