Cultura

Centro Sociocultural La Era

Las Primeras Impresiones. Como el agua, que con tanta facilidad encuentra la salida en una estructura de cañerías defectuosa. Como el agua, incapaz por su propia naturaleza de obedecer más que al instinto gravitatorio de nuestro planeta. Como el agua, ajena a nuestros intentos por someterla. Siendo tan solo agua (“be water, my friend”), sin necesidad de mayores motivaciones. Como el agua, la sangre viva y las inquietudes salen a la luz. Si hablamos de jóvenes podemos ver por ejemplo que al cerrarles el acceso al ocio nocturno (edades, precios…), su fuerza les lleva a los locales o al botellón. Y del mismo modo, si les cerramos el acceso a la cultura, por fortuna son capaces de organizarse, autogestionarse y crear un espacio propicio para sus necesidades. He ahí La Era.
Así recibo la primera impresión cuando celebro el nacimiento de esta Asociación Cultural llamada La Era. Algo que inevitablemente debía suceder. Que felizmente ha sucedido. Lo que nos podría llevar a hablar de que “el sistema” falla; o de que hay algo que no falla: la necesidad, la ilusión y el trabajo. El díptico anuncia “Primeras Jornadas Culturales”. Talleres, cursos, charlas, espectáculos… Entrada libre. 16 de febrero de 2013… Villena (Alicante)… Poco más. Horario de actividades... La ubicación del espacio: Camino de San Juan número ocho, junto a pinturas Danco… Una suerte de logotipos de las empresas y comercios que han colaborado en esta jornada… Y un texto donde uno espera encontrarse con la presentación del colectivo, quiénes son, qué intenciones tienen, a qué público está dirigido, qué proponen, con qué asiduidad… Pero que no aparece. En su lugar, cuatro párrafos nos hablan con la fuerza de la acción: “El centro sociocultural La Era realizarᅔ “La Era propone…” Y utilizan términos como disfrutar y aprender, para quienes acudamos. Términos como enseñar y divertir, como propósito propio. Pero, ¿de qué va todo esto? Se trata de un grupo de personas con inquietudes artísticas y por supuesto lúdicas, que ha puesto en marcha una asociación para desarrollar su trabajo artístico, para relacionarse, para aprender y para divertirse, para crear un trozo de mundo dentro de este otro mundo donde reivindicar si quieren, o desde donde hacer fuerte su opinión acerca de cómo hacer las cosas. Un espacio lejos de la burocracia institucional. Esa que ofrecen los espacios municipales, estatales, mediante un particular sistema de fechas, horarios, usos y condicionantes que por lo general poco tienen que ver con la demanda real.

Un grupo de jóvenes con intereses más o menos comunes que han trabajado para levantar un Espacio, ese que necesitaban por una u otra razón. Y que lo han levantado. Ahí está. Y así se presentan, diciendo: “Aquí estamos y esto haremos”. No hay mayor fuerza. No hacen falta justificaciones. Siempre es bienvenido el nacimiento de una iniciativa que rompa con el patrón homogéneo y recalcitrante de esta sociedad ociosa. Siempre alegra una isla en este océano que permita situarnos en nuestra deriva.

La Entrevista más corta
Una cerveza al sol el sábado a mediodía, al otro lado de las vías, a las puertas de La Era. Dentro de una enorme nave un centenar de jóvenes conversan, preparan, realizan números circenses. El ambiente es agradable, aunque se pueden respirar los nervios del estreno, todo tiene que estar preparado: cada grupo, cada cometido, cada actividad. Me gusta ese momento. Aunque quizás sea el menos oportuno para tratar con los anfitriones: con esas rápidas miradas a uno u otro rincón, interrumpiendo la conversación para preguntar o recordar algo a alguien que pasa a tu espalda. Las mazas giran en el aire, un joven se sostiene con una sola mano sobre una larga y estrecha cinta, los zancudos pasan sobre los payasos, los técnicos preparan los focos y el sonido…

Estoy afuera hablando con Quino y el señor S., cuando se acerca a nuestro grupo uno de los zancudos, Dani, que mueve sus piernas agotadas por el pasacalles. Ya he leído el díptico y he dado con unas cuantas caras conocidas, pero espero algo más: algo que llevarme yo y que traerles a ustedes, queridas personas. No se trata de una entrevista. Tal vez un par de aclaraciones respecto a esta iniciativa. Pero la “entrevista” es corta. La más corta. La respuesta a mi pregunta es tan clara y concisa que ni siquiera me molesto en anotarla (de modo que tampoco puedo ofrecer una respuesta literal, pese a las comillas): “Es nuestro sueño. Nuestra ilusión desde hace muchos años es ésta: un espacio donde entrenar, ensayar, mostrar (donde construir, guardar)”. Sobran palabras y sobran preguntas. Tal vez una, envenenada, de esas que uno no puede contener: ¿no teméis hacer la competencia? Y la respuesta, tan oportuna como obvia: “¿A quién?” ¿A quién?, es cierto: ¿quién está trabajando en Villena por/con esa franja de edad que lleva de los dieciséis hasta los… treinta? En cuanto a la oferta inmediata de esta asociación poco puedo contarles. Sé que las Jornadas de Magic se van a trasladar a su sede, ya que las condiciones son más ventajosas que las que nuestro todavía joven Espacio Joven puede ofrecer. Sé que se estudia la realización de algunas actividades y de algunos talleres. Sé que andan en conversaciones con otras asociaciones –como el Centro 14 de Alicante– para la colaboración y/o el intercambio.

La Era de momento es la canalización de una gran masa de energía y creatividad que debe buscar espacio y tiempo. De modo que cada día de vida modelará la fórmula para seguir avanzando. Por nuestra parte, vecinos y vecinas de Villena, resta aceptar un ente más en nuestra ciudad: convivir con él, apreciarlo en mayor o menor medida y respetarlo. Pese a todo, todos los días sale el sol. Y Roma no se hizo en dos días. Larga vida a La Era.

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