Cultura

Cervecena 2011 en La Espuela: uno de los acontecimientos gastronómicos del año

Fiel a su apuesta por acercar al público de Villena y comarca los secretos de la gastronomía y la enología, Restaurante La Espuela nos brindó el jueves otra de esas veladas inolvidables de la mano de uno de sus eventos más llamativos y esperados, la Cervecena, o lo que es lo mismo, grandes cervezas del mundo comentadas y maridadas.
Lleno a rebosar el céntrico restaurante, que lucía sus mejores galas, con el equipo al completo de La Espuela dispuesto y con el patrocinio de la firma villenense Delicatessen, pudimos aprender y ampliar nuestros conocimientos de la mano del somelier de origen villenense Andrés Ramírez Pérez, profesor del Centro de Desarrollo Turístico de Alicante y con un prestigio de categoría internacional, no en vano fue reconocido como mejor somelier de la Comunidad Valenciana hace algunos años. Andrés hizo una breve introducción sobre la historia de la cerveza y explicó a los asistentes las diferencias entre las distintas clases de tan popular bebida –Lagger, Ale, Pils, Abadía…–, aunque lo que el público realmente deseaba era pasar a la parte práctica del asunto.

Ocho fueron las cervezas degustadas, cada una de ellas maridadas a la perfección con una propuesta gastronómica de La Espuela, siendo el resultado el habitual: el público ovacionando a lo grande, y la familia Camañes, y su equipo, obligados a dejar la cocina y la barra y salir a saludar al respetable. El motivo, sencillo: abrió boca una Pilser Urquell checa suave, ligera, ideal para combinar con pescados o mariscos, como las hiperfrescas navajas de Finisterre servidas por La Espuela. Le siguió la Saint Bernardus Prior, una belga de Abadía –y de 10º– más densa, con cuerpo y espuma, que se adaptaba a la perfección a la alcachofa cruzada con anchoa y hueva de mujol –tapa presentada por La Espuela al concurso Lo Mejor de la Gastronomía–.

La degustación prosiguió con la Weihenstephaner, oscura cerveza alemana de trigo, más amarga y con un potente aroma a cereal, que potenció a la perfección el sabor del bacalao bicolor –con salsa verde y de piquillo–, al igual que la Maredsous Triple belga, con sus 10º, aguantaba a la perfección el envite de un espectacular jamón ibérico de bellota. La suave pils alemana Krombacher nos dio un respiro, permitiéndonos degustar a la perfección una de las sorpresas de la noche, las croquetitas de rabo de toro, nuevas en la carta de La Espuela, que sirvieron de antesala a una de las mejores cervezas de malta de España, la Cruz Campo Gran Reserva, una gran cerveza para acompañar un gran plato: solomillo de cerdo ibérico de bellota en salva de vermouth con espuma de boletus. Y de la Cruz Campo pasamos a Sierra Nevada, que pese a su nombre no es española, sino de EEUU, una de las cervezas americanas más famosas, ideal para combinar con una acertada selección de quesos.

La guinda a tan perfecta noche la puso la menos típica de las cervezas catadas, una Timmermans Peche belga, de fermentación espontánea, que como su nombre indica es afrutada y con mucho aroma a melocotón. Su postre, un espectacular saquito de chocolate con crema de melocotón a la cerveza que hizo las delicias de los asistentes, casi tanto como los clásicos gin-tónics de La Espuela, aunque de lo que pasó a partir de entonces no hay crónica… Eso sí, si quieren conocerlo sepan que, ante el éxito de esta iniciativa, la Cervecena 2011 tiene réplica: el próximo jueves 21 de julio, en La Espuela. Más información en el 96 615 35 20.

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