Cartas al Director

Comentario al traslado de la imagen de nuestra Morenica el día 9 a su Santuario

Hay que reconocer que la traída de la Virgen de las Virtudes desde el Santuario a Villena el día del Pasacalles ha sido un éxito. Nadie puede ponerlo en duda, a pesar de que, como ya dije anteriormente, existen personas que piensen que se ha perdido el encanto de la tarde/noche del día 5. Pero, ¿qué me dicen del traslado del día 9?
Se ha conseguido que venga acompañada con gran cantidad de romeros (cifrados en más de 20.000), acercándonos (guardando las distancias) a un ambiente que más se asemeja al Rocío, pero en cambio para llevarla el número de acompañantes es bastante reducido. Según pude saber por una llamada a Televisión Intercomarcal (a la que quiero felicitar por la gran labor realizada), una señora que fue de romería el día 9 se quejaba de que a partir de San Bartolomé iba acompañada de muy poca gente teniendo incluso problemas los portadores para ser relevados. ¿Qué es lo que ocurre con este cambio tan abismal? ¿Ya han perdido la fe aquellos que la trajeron? ¿Por qué no se intenta que vayan a llevarla un número similar a los que la trajeron? ¿Es que solamente queremos a nuestra Patrona para traerla a Villena y no nos preocupa su vuelta?

Mi opinión es que trayéndola el día del Pasacalles se ha conseguido un día más de fiesta y, como es domingo, es más factible la afluencia de personas forasteras; pero claro, ya no es así el día 9, porque la fiesta la tenemos en el pueblo y a ver quién le quita a los festeros y demás el almuerzo, la tertulia y los cubatas. ¿Dónde están esos festeros que tanto querían el cambio y que tanto pregonan el éxito del mismo? ¿El día nueve ya no interesa?

En la misma televisión hubo una llamada que aconsejaba la posibilidad de llevarla el día de la Esclavitud y tenerla más tiempo en Villena, y de esta manera irían más romeros. ¡Seguro! Con ello me da la razón de que buscamos un día más de fiesta, aunque para ello se perdiera la despedida desde el paso a nivel. Porqué ciertamente el desfile del día 9 por la mañana no se iba a eliminar.

No sé por qué nos empeñamos en que todos los problemas que tienen las fiestas haya de solucionarlos la Virgen mediante cambios que le afectan directamente. Se ha cambiado el día de la Romería; se ha eliminado el paso el día nueve por las calles Trinidad y San Francisco así como la vuelta en la esquina del Teatro Chapí; el Presidente de la Junta de la Virgen dijo que quería eliminar la Procesión del día ocho por el Rabal; y ahora hay varias opiniones para que se despida a la Virgen el día de la Esclavitud. Es decir, todos los cambios realizados o que se pretenden realizar afectan sólo a la Virgen y para nada a los festeros.

Observo que con tanto disparate convertimos a la Virgen (sin querer ofenderla) en la servidora de los festeros, pues la acomodamos a nosotros y no al revés. Si hay que cambiar todos los actos de la Virgen se cambian, pero sin tocar los nuestros. Llego así a una conclusión: ¿No será que en vez de celebrar las fiestas de la Virgen, esto se está convirtiendo en la Virgen de las Fiestas?

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