Confundiendo al personal
Les escribo esta semana desde Bilbao, villa española que celebra en estos días el Aste Nagusia, conocida como Semana Grande, es decir, sus fiestas mayores. Frente a lo que se pueda pensar, Bilbao, sus gentes, son de gustos tradicionalistas. Siempre, llevo 18 años viniendo con frecuencia por esta tierra, me ha chocado el gusto (no digo ni bueno ni malo) que tienen sus gentes en general.
Si la radio es espejo de lo que a la gente gusta, por ejemplo, en la música, pues las rancheras, los boleros y similares es lo que se lleva. Pero no es sólo esto, también se ve en la txosnas o barracas que se montan por todas partes de la villa durante esta semana. Anoche, sin ir más lejos, pude ver un espectáculo de cantantes mejicanos aunque, también es verdad, unos centenares de metros más allá estaba el grupo Violadores del verso con su rap amenizando a los jóvenes.
Paseando por la zona del teatro Arriaga, donde se concentra el mayor número de estas barracas, he tenido que hacer de tripas corazón y en aras de la libertad de expresión, aceptar los lemas antiespañolistas que algunos, demasiados para mi gusto, colgaban en sus txosnas. Desmilitarizazioa decía uno de esos carteles. He preguntado, porque yo soy así, y la respuesta ha sido acojonante: El estado español tiene militarizado Euskadi. ¿Cómo dices?, le he preguntado al charlatán que me explicaba lo que según él, es España. Sí, hasta tienen tropas desplegadas como la Guardia Civil y la Policía Nacional ¡Manda huevos!
Unos metros más allá había una caseta en la que se hablaba de la tragedia taurina, de cómo se mata vilmente a los toros. Había un póster que adjunto en el periódico digital, en el que se veía la imagen de un hombre como si fuese un toro, es decir, después de haber sido lidiado. Nada tengo que ver ni que decir al respecto, sin embargo, me llamó la atención que uno de los pañuelos que colgaban por allí era uno de esos que reclama que los presos etarras estén en Euskadi. No sé qué tiene que ver lo uno con lo otro, más allá de confundir al personal.
No he podido evitar acordarme de los antitaurinos de Villena, no en comparación con estos, ni mucho menos, pero para cualquiera que de entrada quiera respetar lo que ellos defienden, es decir, el fin de la lidia taurina tal y como la conocemos, se nos viene un poco a bajo cuando vemos que se mezclan mensajes políticos escondidos detrás de una noble reivindicación que, estemos o no de acuerdo con ella, siempre es respetable.
Habrán observado que con una cadencia semanal, los medios de comunicación de la ciudad están publicando cartas que pretenden explicar lo que los antitaurinos defienden y de semana a semana, de carta a carta, hemos podido ver cómo los discursos se alejaban de la realidad de su objeto de defensa y directamente atacan al PP, como si el PP fuese el primer y único partido que, estando gobernando, ha patrocinado en parte la famosa corrida de toros del día 7.
Al final de todo esto uno, que ya es un poco zorro viejo, se percata de que las cartas enviadas a los medios podrían estar pretendiendo, como hace unos años sucediera con el tema del soterramiento y la conocida plataforma pro-soterramiento integral (remarco integral para que Ramón no se enfade), debilitar al equipo de gobierno por favorecer a otras siglas. Esto es lo que se llama politización de una actividad, ¿no les parece?
Se me olvidaba decirlo, ¡menudo bocata de chistorra se estaba metiendo entre pecho y espalda la que estaba en esa barraca!
Nota de Redacción: El destacado en negrita ha sido incluido con posterioridad a la publicación de esta columna para poner de manifiesto que no existe ningún ánimo de comparación entre anti-taurinos y abertzales, más bien al contrario. Además, la responsabilidad por el incorrecto pie de foto que acompañaba a la segunda foto es de esta Redacción, no del autor de la columna. Disculpen las molestias.