Decisiones controvertidas
A nadie se le escapa que el inicio de la presente legislatura está siendo de lo más sorprendente. Empezando por el brillante resultado cosechado por el Partido Popular y siguiendo con las decisiones, muy contestadas decisiones, que ha ido tomando la nueva alcaldesa, Celia Lledó, el ambiente político de la ciudad, lejos de enfriarse, se ha calentado hasta el infinito.
Me llama la atención la poca respuesta que está recibiendo Celia de los grupos de la oposición, apenas un escrito y algunos comentarios a la prensa, poco más. Esto me hace pensar que mientras Celia sigue pisando fuerte desde el gobierno municipal, los demás están todavía intentando digerir la derrota electoral y no están teniendo la capacidad de reacción que otrora pudimos observarles cuando de atacar y contraatacar se trataba.
Tengo la impresión, discúlpenme por lo que puede parecer que estoy insinuando, que ha escocido más la reducción de puestos liberados, es decir, de personas que cobran del ayuntamiento, que la decisión que más ampollas ha levantado entre el público en general: la no asistencia de la oposición a las Juntas de Gobierno. Para mí hay un matiz importante en la percepción que unos y otros hemos tenido al respecto. Aquellos que podrían cobrar del ayuntamiento parece que centran su atención en la primera decisión, mientras que los que nunca nos planteamos vivir de la política, o sea, el ciudadano de a pie, lo que más nos ha hecho pensar ha sido la segunda decisión. ¿Diferencia de intereses? Tal vez.
Tan pronto como se colgó en los digitales la noticia de que Celia había decidido cumplir la Ley en lo que a asistencias a la Junta de Gobierno se refiere, rompiendo de esta forma con una costumbre que se mantenía en el Ayuntamiento de Villena desde hace muchos años, consistente en que la oposición asistía a dichas juntas, escribí mi opinión en los foros. No me parece acertada la decisión, independientemente de las razones que haya podido tener Celia para tomar esta medida. A priori no la comparto.
Unos han hablado de que la presencia de la oposición en las Juntas de Gobierno sirve para evitar chanchullos, y a estos no creo que haya que hacerles el menor caso; otros hablamos de transparencia y yo añado, enriquecimiento de ideas. Sí, creo que en muchos proyectos todas las opiniones son interesantes y es bueno para el gestor recibir cuanto mayor asesoramiento mejor.
Ahora bien, me vuelvo a plantear el asunto mirándolo desde otra perspectiva, me pongo en la situación de Celia. Ha asumido unos compromisos enormes con Villena. Sin ir más lejos, un amigo casi fanático seguidor del proyecto de rehabilitación de la plaza de toros me dijo: Si no lo consiguen, se tendrían que ir del pueblo. Es una exageración que pretendía dar una idea de lo arriesgada de la apuesta de Celia y del resto del equipo de gobierno. Vistas las cosas así, si yo fuese quien se está jugando los cuartos en esta legislatura, desde luego, trataría de evitar interferencias, ser yo y no otros quien marque la agenda de ejecución de los proyectos y, tal vez, mantener mis cartas tapadas con el fin de que mis enemigos políticos no vean ni mi estrategia ni mis apuestas.
Desde ese punto de vista, sabiendo que la oposición no coincide en nada con los proyectos estelares de Celia, puedo comprender que la alcaldesa no vea en la oposición una ayuda sino un lastre para ejecutar su programa electoral y comprendo que, al fin y al cabo, quien se la está jugando es ella y por tanto, la decisión es legítima. Tal vez ambas partes debieran reconsiderar sus posturas sin olvidar que Celia tiene la Ley y al pueblo de su lado.