Abandonad toda esperanza

Desnudos

Abandonad toda esperanza, salmo 215º
El protagonista de Carretera perdida, una de las películas más terroríficas a la vez que complejas de David Lynch (que ya es decir), afirmaba que no tenía cámara de vídeo porque le gustaba recordar las cosas a su manera, no necesariamente como habían pasado. El guionista J. M. DeMatteis estaría de acuerdo con tal aseveración si nos atenemos al discurso con el que arranca Brooklyn Dreams, un cómic les anticipo ya que soberbio y rabiosamente divertido acerca de su adolescencia en tan significativo barrio neoyorquino. Como si de su vecino Woody Allen y su Días de radio se tratase, DeMatteis nos habla de un Brooklyn poblado por italoamericanos e irlandeses, entre los que vive una familia en continuo pero afable enfrentamiento formada por un católico temperamental, una judía nerviosa y los hijos de ambos, el más pequeño alter ego del autor, que junto con su mejor amigo se verá envuelto en las más estrambóticas peripecias fruto de sus trapicheos con las drogas.

Si gracias a esta obra conocemos por fin la verdadera personalidad de DeMatteis, un guionista del que hasta ahora solo habíamos leído trabajos más que competentes pero impersonales e inmersos en la gran maquinaria del tebeo superheroico, al mismo tiempo disfrutamos del gran descubrimiento que supone el dibujante Glenn Barr, que gracias a un cóctel explosivo de influencias -de Will Eisner a Bill Sienkiewicz, pasando por los cartoonists Kyle Baker y Marc Hempel- da vida a los recuerdos de su compañero dando vida a un relato que parece, y esto es un gran elogio, realizado por un único artista.

Este es el caso de Parecer es mentir, escrito e ilustrado por Dominique Goblet, uno de los cómics autobiográficos más dolorosos que puedan leerse. Estamos ante un relato cruelmente sincero que refleja la relación de la autora con su padre, un individuo vehemente e inseguro marcado por su alcoholismo, y su último compañero, un joven todavía atado a una novia anterior cuya presencia acompaña como un fantasma intangible el devenir de la nueva pareja. Todo ello materializado con un estilo gráfico tan claustrofóbico y angustiante como poderoso.

Tan brutal como la anterior pero todavía mejor acabada me parece Stitches de David Small, un autor reconocido en el campo de la animación y la ilustración infantil que aquí nos ofrece su primera novela gráfica para adultos, optando también por la autobiografía. El lector es testigo de los años de infancia y adolescencia del protagonista, un niño de constitución débil siempre aquejado de males respiratorios y digestivos que se refugia del mundo exterior, poblado por unos padres que han hecho de la incomunicación un modo de vida, a través de sus dibujos. La situación empeorará cuando descubran en su cuello un pequeño bulto que podría ser un cáncer. Stitches es un relato que se define más por lo que sus personajes callan que por lo que dicen; un prodigio de sutileza -narrativa y visual- que podría considerarse como el nuevo Fun Home, en recuerdo de la maravillosa autobiografía en viñetas de Alison Bechdel... Otra más, dentro de esta corriente que forma ya un subgénero en sí misma.

Brooklyn Dreams y Parecer es mentir están editados por Norma Editorial; Stitches (Una infancia muda) está editado por Reservoir Books Mondadori.

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