¿Dividendos o intereses?
En muchas ocasiones al realizar una inversión basamos nuestro criterio únicamente en la rentabilidad. Pero es importante conocer los riesgos y en qué posición nos encontramos como inversores, ya que los derechos y la liquidez de las inversiones varían dependiendo de los activos que forman parte de nuestra cartera (Renta Variable o Renta Fija).
Cuando hablamos de renta fija nos referimos a que el cupón es conocido cuando compramos el bono, no quiere decir que la inversión esté libre de riesgo. En este sentido, el capital que vamos a invertir nos puede condicionar, pues sin olvidarnos de la diversificación, la inversión en Renta Fija directa no es alcanzable para todos los patrimonios.
Cuando decidimos rentabilizar nuestro ahorro, podemos hacerlo de distintas formas:
Comprar Acciones: Adquiriendo una o varias acciones que representan una parte alícuota del capital social de una Sociedad Anónima. Al adquirir acciones estamos obteniendo la categoría de socio, contrayendo unos derechos y obligaciones. Nuestra capacidad de decisión irá en función del porcentaje del capital social que representen nuestras acciones. Si la empresa obtiene beneficios podremos participar de ellos mediante los dividendos percibidos. La fluctuación del precio de las acciones (diferencia entre precio de compra y precio de venta) podrá generarnos una rentabilidad. Somos titulares de las acciones siempre y cuando no las vendamos. Si la empresa suspende la cotización, y si finalmente quiebra, el dinero invertido generará pérdidas no recuperables.
Comprar Bonos: Cuando compramos un bono entregamos una cantidad de dinero (el capital de la operación) a la entidad emisora del bono, que se compromete a devolvérnoslo al final del plazo establecido junto a un tanto por ciento de interés (el beneficio que obtendremos de esta operación). La empresa emite esa deuda a través de bonos para que pueda comprarla el público general. Las empresas se financian de esta forma, para llevar a cabo sus proyectos. Como inversores, estamos siendo pasivo para la empresa, pues se trata de un préstamo que hacemos a cambio de un tipo de interés. Tienen un plazo determinado, por lo que si queremos seguir invirtiendo en Renta Fija deberemos acudir al mercado y comprar otro bono con distintas o similares características. En caso de quiebra de la empresa, tendremos que ver la prelación de pago, pero podemos recuperar nuestra inversión en algunos casos.
Entonces, cuando compramos una acción nos convertimos en accionistas de la compañía, mientras que cuando adquirimos un bono somos prestamistas a cambio de recibir un interés.
En cuanto a la rentabilidad, en las acciones no está garantizada, pues la empresa decide si repartir o no dividendo. Sin embargo, los bonos tienen rentabilidad garantizada (siempre y cuando no quiebre la compañía), puesto que se compromete a pagar unos intereses desde el principio. Por último, las acciones otorgan derecho de voto en la Junta General de accionistas mientras que con los bonos no poseemos ningún derecho.
Como siempre debemos tener en cuenta nuestras necesidades de liquidez y el objetivo que queremos alcanzar, pero conociendo los distintos productos tendremos un criterio mayor a la hora de tomar decisiones sobre la inversión.