DNI de Pueblo (2)
Hoy entregamos un nuevo capítulo de aquella aventura épica, para disfrutar durante el paréntesis de las vacaciones estivales. Les ofrecemos a continuación esa secuela de DNI de Pueblo que jamás debió filmarse. Un vergonzante y patético ejemplo del funcionamiento de algunos protocolos administrativos en nuestra ciudad.
Y si me lo permiten les dejo con el trailer de la primera parte para ponerles en antecedentes: 1- Primeros de febrero: llamo al Ayuntamiento para informarme acerca de la renovación del DNI. 2- Me convocan el día 18 de abril a las ocho de la mañana en el Mercado Central. 3- Después de una interminable espera, un amable señor me invita a escribir en un trozo de papel los siguientes datos: 15 de julio, diez de la mañana.
Mercado de Villena, 10:00 horas. Hay varias señoras sentadas en un banco frente a la cristalera del departamento donde se tramitan los documentos de identidad. Dentro dos miembros de la Policía Nacional con amplia experiencia atienden al personal. El resto esperamos afuera, cinco, diez, quince minutos. Hasta que al fin, observador que es uno, pregunta a una señora por qué todas llevan un papelito en la mano. Hay que coger número, me responde. ¿Número? Número, día y hora me dieron el 18 de abril. Ya, pero ahora hay que coger número. Así que me precipito medio endemoniado hasta la ventanilla de la entrada. ¡Quiero el libro de reclamaciones! ¿El libro de reclamaciones?, me contestan amablemente [ ] Con el número en la mano y lanzando maldiciones a ambos costados vuelvo a la puerta de la oficina. Varias señoras me dan la razón cuando exclamo que la situación resulta una verdadera tomadura de pelo. Otra señora, con el número anterior al mío, me cede su turno.
Entro. El agente me pregunta mi nombre. Quiero el libro de reclamaciones. ¿El libro de qué? Dialogamos, por decir algo. Fotografía. ¡Claro, fotografía! La he traído porque no es mi primera vez, no porque nadie me lo haya indicado. Diez con treinta. ¿Dinero? Nadie me dijo que trajera dinero. Le pago. Me disculpo. Es la segunda vez que pido permiso para ausentarme de mi puesto de trabajo por este motivo. No pasa nada, pase el lunes de doce a doce y cuarto a recogerlo.
Pero las vicisitudes propias de cualquier horario laboral me impidieron acudir a la cita. A las 13:00 horas consigo escaparme y corro hasta el Mercado. No hay nadie, me dicen. ¿Nadie? Tendrá que recoger su DNI en la Comisaría de Elda. Entonces leo uno de los carteles expuestos con celofán en la pared: próximas citas para DNI, septiembre
Total: mi cabezonería por conseguir renovar mi documentación en Villena no ha dado resultados. Al final tendré que desplazarme a Elda, donde lo habría obtenido el mismo día de mi visita. Ahora ya no sé si es rabia o tristeza lo que siento
más bien pena por nuestra Villena y ridículo por mi aventura.