Cartas al Director

Educación para la Ciudadanía

Sabido es que con la llegada del verano las neuronas tienden a la relajación, seguramente fruto del calor que, inexorablemente, el sol nos concede. La gente, la ciudadanía, las personas corrientes y molientes buscan el agua como refugio al sofoco, bien en la piscina o en la playa. Es la canícula que nos obliga a parapetarnos en las horas de máxima “audiencia” solar y que nos sume en la apatía y la somnolencia.
Bien, pues resulta que en la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana, el panorama antes dibujado lleva algún tiempo instalado, tanto en las mentes de los dirigentes, sea el Molt Honorable o el Conseller de turno, o quienes dirigen el cotarro desde esas altas instancias gubernamentales. Resulta que, en el ámbito de la Educación, la tan traída y llevada asignatura de Educación para la Ciudadanía, aquí, dentro de nuestras fronteras, en las tierras del arroz y la naranja, y la miel, y el agua para todos, y el Congreso del PP, y el circuito de Alonso –espero que le cambien el troncomóvil por un coche de verdad— y tantas maravillas de la naturaleza y del sr. Calatrava, sí, aquí, esta perversa asignatura que, ¡pásmense!, se impartirá el curso que viene, en 2º de la ESO, una hora a la semana, esa materia tan controvertida y polémica… en la Comunidad Valenciana, se dará en… ¡¡inglés!!. Bien, bien, bien. Es de suponer que las mentes pensantes que rigen los destinos de la enseñanza han sufrido algún golpe de calor. Si no fuera porque se trata de algo más serio de lo que parece, estaríamos ante lo que vulgarmente se llama “una broma”, incluso “una tomadura de pelo”. Pero no, es cierto, y si no lo remedia el sentido común, cosa que dudo, me temo que el asunto llegará con esta vestimenta.

Imagínense, aquí en Villena, que en las próximas fiestas de Moros y Cristianos, le diera a la Junta Central de Fiestas por decir que los discursos de las embajadas, este año, se van a dar en… ¡chino! Y además la Junta dijera que la medida es para favorecer el uso de otras lenguas que, como la china, es cada vez más necesaria debido al intenso tráfico comercial con aquel país y que, por tanto, conviene a todo el mundo. Y para rematar la faena, en el caso de que no se quiera expresar en ¡chino!, la embajada, tanto los moros como los cristianos, así como el público asistente, pueden llegar al acuerdo de comentar aspectos relacionados con la fiesta –siempre con el acuerdo de todos los implicados— tales como: la elaboración de pelotas de relleno; uso y disfrute de la barba postiza en los desfiles; la retreta: esa desconocida; la tribuna central: entre el político de altura y el paria de la tierra; las verbenas y el cubata: aproximación histórica. En fin, y tantas propuestas más que omitimos. Pues bien, algo así está pasando con esta asignatura que se llama Educación para la Ciudadanía. Ahí es nada. Lo voy a repetir por si alguien no se ha enterado: ¡Educación para la Ciudadanía!

Vamos, que para amenizar la velada, el próximo curso, se empieza con la “sospechosa” asignatura impartiéndola en una lengua en que no se enteran ni profesores ni alumnos –perdón si he molestado a alguien–. Sigan imaginando conmigo. El entrenador de fútbol –estamos en los europeos— prepara a sus pupilos en la materia, o sea en las tácticas y procesos… ¡fumando, informándoles de cómo se puede llevar dos o tres vasos de wodka a la vez, tácticas para salir de noche y que no te pille el ”míster”, etc., etc.! ¡Demencial! Pues así, otra vez, es lo de EpC. Si fuera una película yo la titularía: “Educación para la Ciudadanía o el mundo al revés”.

Y sin ánimo de nada, repito de nada, la jerarquía de la Iglesia Católica española ha aireado a todo viento que el Gobierno –de Zapatero– lo que intenta con esta materia en las aulas es inculcar dogmas e ideas nocivas para la juventud. ¡Así, así, que no decaiga la fiesta! La Iglesia hablando de dogmas. Les suena eso de la infalibilidad del Papa…, pero, ¡si la Iglesia basa su práctica en dogmas! Ideas enlatadas, intocables. Para qué seguir.

Una hora, sólo una hora a la semana, ha provocado semejante espectáculo en la Comunidad Valenciana. Y en ésas estamos. Miren, en materia educativa, el Gobierno Central propone, pero es luego en las diferentes comunidades en donde se desarrolla la ley, donde se lleva a la práctica. Tanto las Autonomías como, en menor grado, los Ayuntamientos que no son de la cuerda del Gobierno Central, pueden boicotear, adulterar, o impedir que una norma llegue a buen puerto. Puede ocurrir, y de hecho ocurre, que la ley propuesta y lo que se dicta al ciudadano no sea la misma cosa.

Pero no pasa nada. El sr. Camps verá correr a Alonso –espero que le cambien el troncomóvil por un coche de verdad— en el puerto de Valencia. El mismo puerto que el año pasado fue testigo de excepción de ese nuevo “deporte de masas” –tiembla, Cristiano Ronaldo– que se llama America´s Cup.

Feliz verano: Joyeux été!

Fdo: Francisco Tomás Díaz

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