Historia

El almacén municipal “oculta” una de las colecciones arqueológica y etnográfica más importantes de España (Galería de fotos)

El concejal de Cultura, Francisco Abellán, visitó ayer las antiguas cámaras frigoríficas propiedad del Ayuntamiento acompañado por la arqueóloga municipal, Laura Hernández, para comprobar de primera mano el estado de conservación de los innumerables fondos del Museo Arqueológico “José María Soler” y la colección etnográfica de Jerónimo Ferriz que allí se almacenan a la espera de que se construya el futuro Museo de la Ciudad en el emblemático edificio de la Electro-harinera.
A lo largo del recorrido han podido observar cómo están cuidadosamente clasificados y guardados los incontables hallazgos realizados en los más de 100 yacimientos arqueológicos excavados a lo largo del siglo pasado y en la primera década del siglo XXI tanto en la ciudad como en poblaciones vecinas. Y es que en la época del investigador José María Soler, Villena ejercía como “capital” arqueológica de la comarca y se depositaban aquí los restos aparecidos en localidades que no contaban con expertos para su valoración.

Según la técnico municipal aún no se puede calcular qué cantidad de piezas se guardan entre estas paredes, pero como ejemplo cita que sólo del yacimiento de Casa de Lara existen 50.000 piezas de sílex. Y por el momento, este enorme patrimonio no se puede exhibir por la falta de espacio del Museo Arqueológico “José María Soler”, ubicado en los bajos del Palacio Consistorial. Las colecciones abarcan piezas que datan desde el Paleolítico Medio (hace 50.000 años) hasta el siglo XXI.

Los fondos etnográficos, compuestos inicialmente por la colección donada por el villenense Jerónimo Ferriz –ingeniero agrícola y amante de las antigüedades– se han ido incrementado después con donaciones de particulares y con las piezas recuperadas por los arqueólogos de Villena en los derribos de casas antiguas y edificios como el Hotel Alicante. Por ahora tienen inventariadas 7.500 piezas de la colección de Ferriz, pero aún les quedan algunas que están por trasladar desde la Electro-harinera.

Es enorme la tarea que queda por realizar con estas colecciones, dada la magnitud y lo laborioso que resulta el proceso de inventariado: hay que lavar cada pieza –por pequeña que sea–, darle un número de inventario y describirla en una ficha. Afortunadamente para llevar a cabo este trabajo los técnicos del Museo Arqueológico cuentan con la ayuda de restauradores, que cada año trabajan clasificando y conservando estos fondos durante 4 ó 5 meses, a través de programas del SERVEF.

En cuanto a las piezas etnográficas, el proceso consiste en limpiarlas y darles un tratamiento de choque –nutriendo el cuero, tratando la madera contra la carcoma y ácaros–, para después fotografiarlas, realizar un inventario descriptivo breve y por último embalarlos para su traslado a estos almacenes, que cuentan con más de 1.000 metros cuadrados de superficie.

Desde el año 2004 el Ayuntamiento viene contando con la labor de desempleados que a través del programa EMCORP han trabajado en el desalojo de la Electro-harinera y el inventariado de las piezas allí almacenadas. Este año también habrá operarios que realicen estos trabajos, que permitirán trasladar a las cámaras las últimas piezas que quedan en el edificio.

No obstante, este “tesoro” histórico, etnológico y cultural de incalculable valor aún deberá aguardar unos años para ver la luz en el Museo de la Ciudad que el Ayuntamiento pretende construir con ayudas como las del Plan Confianza. Aún así, pese a que el espacio expositivo será mucho mayor que el actual, en sus vitrinas sólo se podrá ver una pequeña muestra representativa de las distintas épocas de la historia de Villena. El resto de fondos seguirán almacenados, a disposición de investigadores.

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