El escritor que da cuerda al mundo
Abandonad toda esperanza, salmo 99º
A veces se produce el milagro: un escritor cuya obra parecía estar destinada a convertirlo en autor de culto de unos pocos consigue dar el salto y fascinar a, como decían antaño en La 2, una inmensa minoría. Este ha sido el caso de Haruki Murakami, escritor japonés que ya viene sonando desde hace años como firme candidato al Nobel de literatura.
Y no debería extrañarnos, pues el autor de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo es, como ocurre con Paul Auster, un narrador nato, un gran embelesador, un malabarista de las palabras que lleva a sus lectores por donde quiere sin que estos puedan ofrecer resistencia alguna, a través de las peripecias de unos personajes cargados de dudas y contradicciones, y en los que no es difícil adivinar rasgos de su creador ni identificarse con su devenir.
El citado milagro se produjo en 1987 con la publicación en Japón de Tokio Blues, magnífica novela de iniciación a la que, junto a unas críticas halagadoras a las que su autor ya debía estar acostumbrado, se respondió con un inusitado éxito y continuas reediciones. El libro, protagonizado por un Toru Watanabe que podría ser muy bien un alter ego del autor, viene a ser una educación sentimental marcada por la turbulencia de finales de los 60, cuando el protagonista era un estudiante de veinte años fascinado por dos mujeres: la frágil novia de su mejor amigo y una compañera de estudios excéntrica y alocada.
Si este libro, cargado de melancolía, puede recordar a los fotogramas impregnados de lluvia y soledad de Wong Kar-Wai, déjense sorprender por la particular amalgama de los silencios cargados de significación del cine de Kim Ki-duk y la fantasía desbordante, con su pizca de locura, del anime de Hayao Miyazaki, referentes que confluyen en otra obra, verdaderamente mayor, del japonés: Kafka en la orilla. Háganse con ella y dedíquenle sin miedo el tiempo que merece a este novelón de seiscientas páginas que relata las peripecias de dos personajes: Kafka Tamura, que decide fugarse de casa el día que cumple quince años con el fin de alejarse de su padre y de una profecía que le obsesiona; y el viejo Nakata, que desde que sufrió un curioso percance siendo niño, durante una excursión escolar, ya no sabe leer ni escribir... aunque sí puede comunicarse con los gatos.
Gracias a la manera con la que Murakami construye sus ficciones, donde los personajes no se mueven de forma mecánica sino que parecen actuar con voluntad propia, mi deslumbramiento ante su prosa, que descubrí en la fascinante Sputnik, mi amor, se mantiene incólume. Por lo tanto, yo de ustedes intentaría evitar sus libros, sobre todo si desean dedicar el tiempo libre a otros menesteres; porque si caen en las garras del malvado Murakami y sus cuentos sobre la complejidad de los seres humanos, ya no podrán escapar.
Tokio Blues, Kafka en la orilla y otras novelas de Haruki Murakami están editadas por Tusquets.