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El espejismo de la igualdad (artículo de Izquierda Unida)

Ni se ha conseguido la igualdad entre mujeres y hombres, ni por desgracia, los derechos logrados son para siempre. Según un estudio sociológico llevado a cabo recientemente por la Federación de Mujeres Progresistas, a jóvenes de entre 12 y 18 años, preguntados sobre la violencia de género, los estudiantes reconocen la existencia del problema, si bien lo vinculan “a situaciones de pelea entre la pareja y al consumo de alcohol y drogas. No piensan que sea una consecuencia del machismo”. Según la presidenta de la FMP, Yolanda Besteiro, “vivimos una falsa creencia de igualdad, donde muchos adolescentes creen que porque ahora chicos y chicas puedan beber alcohol, mantener relaciones sexuales, entrar en los mismos espacios o llegar tarde a casa las desigualdades han desaparecido”.
A esta situación la filósofa Amelia Valcárcel la llama “el espejismo de la igualdad”. Dice esta filósofa en relación a la violencia en el ámbito juvenil que los y las jóvenes han extrapolado la igualdad política o social al terreno personal o biológico, pues ante las agresiones físicas muchas chicas reconocen que, aunque él le pegó, ella también lo hizo, es decir, como somos iguales y los “chicos zanjan sus diferencias a golpes”, pues entre chicos y chicas es igual. No tienen en cuenta ni unos ni otras, que no es lo mismo.

También un espejismo de la igualdad lleva a representantes del gobierno a decir no sabemos si consciente o inconscientemente, que no existe la violencia de género cuando se produce la muerte de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, sino que esto es violencia familiar o violencia doméstica y como tal hay que denominarla. Pero según la Resolución 48/104 de 20 de diciembre de 1993 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, indica que este tipo de violencia se refiere a: “(...) todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.

Y nuevamente un espejismo de la igualdad lleva a muchas personas a creer que como hoy hay presencia de mujeres en espacios tradicionalmente ocupados por hombres, la igualdad ya está conseguida, pero deteniéndonos únicamente en el ámbito laboral, los contratos a tiempo parcial y precarios son la oferta de trabajo para las mujeres. El tercer trimestre del pasado año refleja cómo del casi medio millón de las personas que trabajaban a jornada parcial el 96% eran mujeres, es decir, 9 de cada 10 jornadas parciales, fundamentalmente dedicadas al cuidado, las realizaban mujeres. Y refiriéndonos a la igualdad salarial, ésta todavía está lejos de ser real, pues según un estudio llevado a cabo por Comisiones Obreras el salario de las mujeres debería incrementarse en un 28 por cien para equipararse al de los hombres. Y ahora el PP vuelve a la carga con nuevos recortes de derechos y reformas laborales y con anuncios de reformas que aumentarán el desempleo y la feminización de la pobreza.

Por eso, hoy más que nunca es necesario mirar detenidamente todo cuanto acontece y no dejarnos engañar por espejismos.

El Consejo de la Unión Europea, en su sesión núm. 2767, de diciembre de 2006, aprobó el documento titulado “Los hombres y la igualdad de género”. En los considerandos, se establece la igualdad de género como un principio fundamental de la UE y uno de sus objetivos. Se indica que la igualdad de género es vital para el crecimiento económico, el bienestar y la competitividad. Sin embargo, el gobierno del Partido Popular no solo obvia este principio fundamental, sino que emprende un claro retroceso en los avances hacia la igualdad que se habían iniciado.

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