Abandonad toda esperanza, salmo 181º
Les debo desde hace ya unos meses unas reflexiones al hilo de la última novela de Paul Auster, Un hombre en la oscuridad, y luego les explicaré el porqué de haber esperado a estas alturas. Vaya por delante que, como siempre, su autor cumple unos mínimos, pero sigo advirtiendo un cierto cansancio -aunque no tengo claro si en él como escritor o solo en mí como lector- que ya detecté en la anterior Viajes por el scriptorium, una novela mucho más decepcionante que esta nueva historia metanarrativa; etiqueta esta que en manos de otros autores puede parecer novedosa pero que en Auster empieza ya a mostrar signos inequívocos de agotamiento.
De nuevo el autor nos coloca ante un juego de muñecas rusas donde un relato de ficción, protagonizado por un escritor viudo aquejado de insomnio que se está recuperando de un accidente de coche, alberga a su vez otro relato, el de un mago convertido en soldado por la fuerza después de despertar en un agujero profundo en mitad de la noche. Este hombre recibe la misión de asesinar a un demiurgo para detener la guerra que asola la nación, y que no es otro que el anterior, que en mitad de la oscuridad fabula historias que le ayudan a sobrellevar el dolor...
La razón de no haberles hablado hasta ahora de este libro de Auster es que, por un afán puramente mórbido -y es que pocas cosas hay más placenteras que poder cotillear acerca de la vida de aquellas personas a las que por una u otra razón admiras-, quería esperar a leer también Elegía para un americano, el nuevo libro de Siri Hustvedt, a la sazón esposa del autor de El palacio de la luna. Una novela que venía avalada por las espléndidas críticas recibidas en Estados Unidos y por su adquisición para ser editada aquí por la siempre competente Anagrama, que aúna así a marido y mujer en su línea de Panorama de Narrativas.
Aunque los más cachondos (en todos los sentidos del término) dirán que la obra maestra de esta pareja es su hija, la joven cantante y actriz Sophie Auster, un libro como Elegía para un americano no debería pasar desapercibido: por la lograda verosimilitud que transmiten sus personajes, desde los principales a los más anecdóticos; por el ritmo ejemplar con el que se desarrolla la acción; y por el empleo, preciso, funcional y de una belleza considerable, de la palabra.
De esta manera, y aunque no pueda considerarse a Un hombre en la oscuridad como una obra totalmente fallida, sí considero que denota cierto estancamiento por parte de Auster, y de ahí que Elegía para un americano le gane por goleada. Así pues, tocará esperar a los próximos trabajos de este matrimonio tan asquerosamente perfecto, y si la cosa sigue por estos derroteros es posible que Siri Hustvedt se quite de encima con prontitud el sambenito de ser "la esposa de Paul Auster" y pronto hablemos del autor de Leviatán como de "el marido de Siri Hustvedt".
Un hombre en la oscuridad y Elegía para un americano están editados por Anagrama.
