Cultura

El Misteri d´Elx

El comienzo del teatro medieval (del que a continuación se ofrece una historia abreviada) habría que situarlo en torno al siglo XI, después de más de medio milenio en que el teatro había sido prohibido con las conquistas del Emperador Constantino en el siglo IV. Esta prohibición de la representación teatral busca acabar con las creencias paganas que se extendían en los textos de autoría griega y romana, para de esta forma consolidar el monoteísmo imperante.
Suprimidos los espectáculos, el sacerdote en su oficio es el único “actor” que ejerce en Europa durante quinientos largos años, y si él era el “actor”, entonces el papel representado era el de Jesucristo. Por fin en el cambio de milenio se comienzan a introducir pequeños diálogos sacados del Evangelio en las ceremonias religiosas, siempre dentro de las iglesias. El sentido de estas representaciones era didáctico, buscaba hacer llegar la doctrina a las masas incultas y analfabetas que acudían a unas celebraciones realizadas en latín.

Entre los breves diálogos mencionados destaca el Quam quaeritis?, que se realizaba el Domingo de Pascua y que consistía en una procesión de clérigos hacia el altar donde los esperaba el clérigo que hacía de ángel. Tres más representaban a las tres Marías. El diálogo era el siguiente: “Ángel: ¿A quién buscáis? Clérigos: A Jesús Nazareno. Ángel: No está aquí, resucitó como estaba profetizado”. Seguidamente se descorría un velo para mostrar la sepultura vacía y se entonaba el Te Deum, un himno de acción de gracias con el que solían terminar las representaciones medievales. Debido al interés y devoción de la ciudadanía por tales espectáculos, los clérigos comenzaron a alargar dichos diálogos hasta convertirlos en Tropos. El problema es que el que el contenido de estas extensiones del texto eran bastante mundanos, desarrollaban historias que nada tenían que ver con la religión, por lo que como remedo se necesitaba la intervención divina para dar solución al argumento y otorgarles carácter religioso, de ahí derivaron los Milagros. Esta intervención de algún santo o de la misma Virgen que solucione lo irresoluble de forma milagrosa no deja de recordar a aquellos finales del teatro griego y romano en la que la intervención del Deux ex machina resolvía el conflicto.

En el caso de nuestras tierras, la reconquista llevada a cabo por Jaume I extendió la figura de la Marededéu, y tal culto a la Virgen la convirtió en la figura predilecta para realizar los Milagros. Llegados al siglo XIV surgió un nuevo género que debía de poner fin al carácter profano de los anteriores: los Misterios. En ellos la trama buscaba ser religiosa de principio a fin. En este momento el teatro medieval pasa de la Edad Media a la Edad Moderna.

Llegados estos días de agosto nos encontramos con la Festa o Misteri d’Elx, donde se conserva con cuidado y detalle una de las formas más antiguas del arte escénico medieval. La Festa gira en torno a la muerte, asunción y coronación de la Virgen. Este Misteri constituye la Fiesta Mayor de la ciudad de Elche y se celebra el día 15 en honor a la Marededéu d’Agost, una adoración que desde hace casi un milenio introdujo Jaume I en las tierras valencianas.

El Misteri consta de dos actos: La Vespra y la Festa, que podrían resumirse del siguiente modo: en el primer acto la Virgen expresa a los apóstoles su deseo de reunirse con su hijo, se despide de ellos, un ángel baja de los cielos y le entrega una palma dorada que ella entrega a San Juan para que la lleve en su entierro y muere. En el segundo acto los apóstoles lloran a María, unos judíos los oyen y acuden para impedir los actos fúnebres que le dedican –por miedo a que como pasó con la muerte de Jesucristo, ocurra otro milagro que haga crecer todavía más aquella religión–, pero al ir a tocar el cuerpo de la difunta lo judíos quedan paralizados. Entonces los judíos atemorizados se arrepienten y se convierten al cristianismo. El alma de María sube a los cielos y el Padre Eterno la corona.

En la representación del Misteri podemos encontrar prácticamente todos los elementos del teatro medieval: escenarios múltiples (el cadafal y el andador), cantos gregorianos y polifonías, artilugios para efectos espectaculares: el araceli, la granada que baja desde el cielo, trampillas para la desaparición de actores..., elementos icónicos, etc. Por lo que además del carácter religioso de la celebración es un espectáculo más que recomendable para quienes estén interesados en el teatro de la época. Eso sí, es recomendable asistir a alguno de los tres Ensayos Generales donde además de asegurarse una silla podrán presenciar el conjunto del Misteri en su versión resumida, a falta eso sí de los efectos más espectaculares. Dichos efectos, como la coronación, sólo se realizan el día 15 de agosto, aunque como la entrada es libre deberán de vérselas con el resto de interesados.

Sólo puedo terminar esta columna mostrando mi agradecimiento a José María Galánt, a quien quizás conocieran ustedes tras su paso por Villena como diácono de Santiago y como párroco de Santa María. Con motivo de su traslado a Elche desde La Aparecida se comenzó a fraguar hace unos cuatro meses en una de las míticas comidas en casa de la Tía Encarnita la posibilidad de asistir a la archiconocida representación del Misteri d’Elx. Y si escribo “posibilidad” es por la anticipación a la que obliga la excesiva demanda de asistencia a tal evento.

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