Existe un político español que es gran conocedor y admirador de la idiosincrasia y las instituciones inglesas y que siempre ha abogado por la traslación literal del modelo político británico a la realidad del territorio español. Uno de los preceptos de este político era el de organizar en nuestro país el turismo a la inglesa, representado por aquel entonces por Gladstone y Disraeli, todo ello prescindiendo de cualquier otra manifestación partidista. Pero claro la condición sine qua non para la articulación exitosa de un proyecto de esta índole es contar con una clase política madura y moderada, capaz de mantener la referencia del CENTRO POLÍTICO.
Aun así, Gran Bretaña, más de un siglo después de la Era Victoriana y del Turismo bipartidista, ha ido evolucionando hacia el multipartidismo. En España los ensayos de imitar esa visión bipolar fue impuesta desde la cúspide del poder en la época de la Restauración y siempre ese bipartidismo a ultranza se amparó en el fraude. Sólo así, por la conversión de los minimalismos ideológicos en ideologías de masas, se explica el estallido de la Guerra Civil Española.
Tras más de cuarenta años de dictadura y con el fallecimiento de Francisco Franco llegó la TRANSICION y en ese contexto fue la España del multipartidismo, capitaneado por el CENTRO y D. Adolfo Suárez, la que logró las más altas cotas de consenso nacional y así se desarrollaron los pilares básico de la ESPAÑA DEMOCRÁTICA, la Constitución en la que cabemos todos, el desarrollo de la España de las Autonomías, la España de las instituciones modernas, la nación del desarrollo económico, la España en búsqueda de la SOCIEDAD DEL BIENESTAR, etc.
Pero hoy un gran desasosiego recorre a los españoles puesto que las clases políticas dirigentes han pasado de ser gestoras de las garantías democráticas a convertirse en entes espectrales, sí, aquellos a los que Francisco de Goya aludía en su obra El Sueño de la Razón produce Monstruos. Y es que el PP y el PSOE, despojados de toda razón, tanto en las formas los primeros como en los fondos los segundos, sólo alimentan fantasmas del pasado, y cubren de ignominia lo que debería ser el hermoso oficio del servicio a la democracia y a la ciudadanía, o sea la política, tal como todos los españoles de bien la entendemos.
En medio de estos gigantes voraces de masas deambulan pequeñas aves carroñeras que aprovechan los despojos de tal cruel avaricia: los Partidos Nacionalistas. Nuestros partidos se empeñan en reeditar la España de los dos Franciscos, la de Largo Caballero y la de Franco, pero aún existen españoles que desde el centro-liberal entienden que sólo hay una España posible, la del otro Francisco, la del genio brillante y tolerante que describió con tristeza pero realismo el horror de las ideas encontradas, Francisco de Goya.
Pensamos que hace falta el impulso de una nueva transición hacia parámetros basados en la libertad y la prosperidad, ocupándonos de lo que verdaderamente preocupa a los ciudadanos y no camuflando la flagrante ausencia de ideas con el fanatismo y la descalificación permanente del contrario. Una nueva forma de hacer política es posible si todos nos implicamos en recuperar el CENTRO. Y como dirían muchos villeneros, el Centro vuelve a partir de hoy
