Cartas al Director

El sistema sanitario vuelve a fallar estrepitosamente

Esta carta va dirigida a todos los cuerpos sanitarios que nos piden y advierten respeto por su trabajo, amparados por la legislación, que sanciona a quien no lo haga. Desde estas líneas no voy a caer ni en descalificaciones ni en insultos gratuitos, únicamente presento la opinión de una familia que en un momento de dolor máximo, como es la pérdida de uno de sus miembros, comprueba una vez más como el “Sistema” vuelve a fallar.
La pasada madrugada del 12 de febrero, mi abuelo, muy enfermo por una leucemia que le habían detectado hacía 37 días, empeoró. Se avisó a los servicios de urgencia, que rápidamente se desplazaron al domicilio y nos aconsejaron que ante la gravedad de la situación, y puesto que mi abuelo estaba en estado terminal, lo único que se podía hacer por él era asistirlo con medidas paliativas para evitarle en la medida de lo posible el sufrimiento. En este caso, la doctora, a la que estamos tremendamente agradecidos por su trato, cordialidad y rapidez, consideró necesario el tratamiento con oxigenoterapia, de forma definitiva hasta el momento de su fallecimiento. Se nos explicó que puesto que era de madrugada (las 02:35), el oxígeno llegaría a primera hora de la mañana, de hecho, sobre las 06:30, recibimos una llamada para recoger el volante necesario que debíamos entregar al repartidor del oxígeno.

Fueron pasando las horas, y el estado de mi abuelo fue empeorando cada vez más, hasta que a las 11:30 de la mañana notamos que dejó de respirar. Cómo es lógico enseguida llamamos al centro de Salud nº 1 de Villena. Al descolgar, explicamos la situación, y nos dijeron que llamáramos al 112. Lo hicimos, dimos todos los datos y tras estar esperando varios minutos, nos comentaron que debían de remitirnos de nuevo a nuestro centro de salud, que ellos no podían hacer nada. Nos pasan de nuevo con el Centro de Salud, y nos vuelve a atender la misma persona, que nos dijo que no podía ir ningún médico puesto que el médico de cabecera de mi abuelo no visitaba hasta la tarde. Ya había pasado más de un cuarto de hora y nadie nos solucionaba nada. Finalmente la persona que nos atendió en el Centro sanitario nos dijo que había una doctora que cuando acabara de visitar vendría a casa, pero que todavía faltaba entre 30 y 60 minutos. Pueden imaginarse la desesperación e impotencia que sentíamos, al ver cómo nuestro abuelo, padre, suegro y marido yacía en su cama sin ninguna atención, por parte de quién correspondía.

Ya había pasado una hora desde la primera llamada cuando mi padre decidió desplazarse al Ambulatorio para que le dieran una explicación, y la doctora dijo que ella sólo cumplía órdenes del Coordinador de Centro, pero que sólo le faltaban 3 pacientes y acudiría lo antes posible. Pasó una hora más, y de nuevo mi padre se desplazó al centro de salud, que por cierto está a escasos 100 metros del domicilio de mi abuelo, pues vivía en la Plaza Santa María de la Cabeza, y la explicación que dio el coordinador del centro fue que puesto que se debía a meros trámites burocráticos, deberíamos esperar, o si no, que el empleado de la funeraria se desplazara allí. Así fue. En el certificado de defunción figura como causa de la muerte “paro multi-orgánico”. Mi abuelo fue trasladado al Tanatorio pasadas las dos y media de la tarde, sin que ningún médico hiciera acto de presencia, y por supuesto sin saber la causa exacta de la muerte.

Me parece asombroso que en la época en la que vivimos, y en la que se debate y se tiene tan en cuenta el derecho por una muerte digna, tengamos en los centros de Salud de Atención Primaria a profesionales incapaces de desplazarse, diez minutos a lo sumo, para certificar un fallecimiento. Entiendo perfectamente que hubiera pacientes a los que atender en ese momento, pero como su propio nombre indica, es un centro de Atención Primaria, es decir, que si realmente hubiese habido una urgencia allí la habrían remitido al centro integrado, por lo que quizás sí, egoístamente considero que era mucho más urgente lo que estaba ocurriendo en casa de mi abuelo. Claro está que no podían hacer nada por su vida, pero por lo menos, mostrar un respeto y solidaridad primero como persona, demostrando una calidad humana que otros miembros del centro de salud sí han demostrado, y en segundo lugar, qué menos que realizar su trabajo correctamente, aunque sólo fuera para agradecer a quienes al fin y al cabo pagan su salario mensualmente.

La espera que mi abuelo sufrió es como poco denigrante, y el dolor de la familia pueden imaginárselo.

Señores doctores, entiendo que para ustedes llega un momento que no somos personas, sino números o casos, pero ser un buen profesional no es solamente detectar o curar una enfermedad, es mostrar un respeto por la vida y, en consecuencia, por la muerte.

Claro está que se han presentado quejas formales de todo esto, que como todo el mundo sabe, caen en saco roto.

Con estas palabras si he ofendido a alguien, en su conciencia queda, y será por aquello de que ofende el que puede, aunque en este caso también el que quiere.

Por cierto, se me olvidaba. La botella de oxígeno llegó a las 17:00 horas, cuando mi abuelo ya descansaba en paz. Acabo cómo empecé, el Sistema falla, y al final lo pagamos todos y cada uno de los ciudadanos.

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