Abandonad toda esperanza

El smiley en la nevera

Abandonad toda esperanza, salmo 171º
Ya ha pasado un cuarto de siglo desde que Watchmen cambiara para siempre la manera de tratar la figura del superhéroe. Hoy no resulta extraño ver a héroes antaño modélicos encarnados en almas atormentadas que caen en la depresión, pero por aquel entonces el género era mucho más ingenuo y menos retorcido, y fue el cómic de Alan Moore y Dave Gibbons, ambientado en unos Estados Unidos donde los enmascarados han sido declarados proscritos, el que supuso un antes y un después.

Desde entonces, el proyecto de llevar Watchmen a la gran pantalla pasó por las manos de Terry Gilliam, Darren Aronofsky y Paul Greengrass antes de recaer en las de Zack Snyder. Muchos nos pusimos a temblar recordando esos ralentís videocliperos de 300 -su otra adaptación, esta vez de Frank Miller- que dinamitaban toda posibilidad de verosimilitud. Pero una vez vista su Watchmen, y pese a la molesta obsesión por abusar de la cámara lenta, hay que admitir que estamos ante una de las más fieles adaptaciones de un tebeo a la gran pantalla. ¿Saben de esos fan filmes realizados por aficionados que pese al escaso presupuesto y la nula profesionalidad siempre son muy fieles al material del que parten? Pues Snyder es indudablemente alguien que ama Watchmen, y su película es el fan film más caro de la historia del cine.

Hay diferencias entre cómic y película, por supuesto, y en el camino se quedó lo que no podía trasladarse de un medio a otro: la reflexión sobre el propio lenguaje de la historieta, en un cómic de páginas diseñadas con precisión milimétrica. Pero lo que sí se mantiene es la mirada adulta acerca de un género que pedía a gritos una renovación, reflexionando sobre la condición intrínseca de lo que significa ser un superhombre, de lo que supone tener -que diría Stan Lee- un gran poder y la gran responsabilidad que ello conlleva, y del uso y abuso de ese mismo poder.

Pese a ello, y como hizo con adaptaciones anteriores, Moore no tardó en desentenderse del proyecto. Efectivamente, el film no es su Watchmen. Este únicamente se encuentra en la serie original que solo después sería recopilada para darle la etiqueta de novela gráfica y con ella un presunto marchamo de calidad. Además, Moore no podía soportar que su obra generase carteles, muñequitos y demás merchandising. Pero qué quieren que les diga... Será un genio, pero también es un poco aguafiestas: Peter Aperlo dedica al film dos libros que son una gozada para los sentidos, y el propio Gibbons descubre los entresijos de su más popular creación en Watching the Watchmen. Las tres obras son un tesoro imprescindible para todo aquel al que los nombres de Rorschach, Ozymandias o el Comediante no le suenen a chino.

Y añado: Watchmen, de Zack Snyder, es una de las mejores películas de superhéroes que se han rodado jamás. Que Snyder tenga más o menos mérito ya es otro asunto. Y que Moore diga lo que quiera: desde hace varios años el imán del smiley con la manchita de sangre me sonríe desde la puerta de mi nevera.

Watchmen se proyecta en cines de toda España; Watchmen está editado por Planeta DeAgostini Comics; Watching the Watchmen, Watchmen (El libro de la película) y El arte de Watchmen están editados por Norma Editorial.

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