El Temporal
Dicen que después del temporal viene la calma. Parece indiscutible la afirmación. No obstante, muchas veces me he preguntado si no sucederá que tras un tiempo tormentoso más o menos prolongado, cualquier otra cosa parece ser la calma.
Quienes conocen temporales en el mar saben que tras los mismos puede reinar una aparente calma en superficie, sin embargo, se produce ese fenómeno submarino no exento de peligro y que se conoce como mar de fondo. Algunas personas vinculadas al PP han estado comentando que tras el congreso del partido celebrado el pasado domingo, llegaría la calma y que todos irían a una. Me parece normal, incluso, me parece bien que esto sea así porque mientras ha durado el temporal, al ciudadano que ha estado más o menos atento, le ha surgido cierta inquietud alimentada por la lógica preocupación de lo que estaba leyendo y escuchando.
¿Por qué debe pagar el ciudadano de a pie la torpeza política y partidista de sus gobernantes? Era una pregunta que me hacían y que yo, por desgracia, no podía responder. Viendo desde el punto de vista de ese ciudadano, pensemos que apolítico, el desasosiego está justificado ya que la actitud de su alcaldesa, según decían no pocos medios de comunicación, podría acarrear pérdidas a nuestra ciudad, ya fuera en forma de subvenciones desde Diputación o desde el Consell. ¡Estamos jodidos! (con perdón) me decía un amigo. Gane quien gane en Orihuela, pierde Villena.
Al día siguiente, el mismo día del congreso, tuve la ocasión de conocer de fuentes muy solventes, que esto no iba a ser así. En un encuentro fortuito mientras desayunaba con un amigo, pude escuchar algo que me tranquilizó y que hubiese tranquilizado a quienes sentían el desasosiego antes mencionado porque Camps, y por tanto el Consell, mantienen su compromiso para con Villena.
Pero lo que más me reconfortó de aquella conversación, como es normal en mí, no fueron las palabras ni las promesas, sino la intangible pero cierta sensación de que Villena se encuentra representada en Valencia por una Diputada comprometida con su ciudad y me sentí bien porque tuve esa sensación de seguridad que sus palabras me transmitieron. Los intereses de Villena están a salvo.
Siendo coherente con mis opiniones vertidas al inicio de la legislatura pidiendo paciencia, esta vez voy a ser yo quien se arme de paciencia y sin dejar de estar ojo avizor, volveré a dar mi voto de confianza a quien dice que ni hay resaca, ni mar de fondo ni rencillas. Creo, no obstante, que aunque la opción vencedora haya sido la que nuestra alcaldesa defendió (y de qué manera), la factura pagada por ella va a ser muy elevada. En este momento puede que no se vean todavía los efectos de lo acontecido, pero no tengo dudas de que, poco a poco, irán apareciendo sus consecuencias. También las lecturas didácticas: de lo sucedido me surge una clara reflexión, una sola persona no debería aglutinar la Alcaldía y la presidencia de un partido político a la vez para evitar, precisamente, poner en peligro a su ciudad cuando debe ejercer de forma partidista.
Como siempre he pedido y como han pedido otras personas recientemente en diversos artículos de opinión, el Alcalde o Alcaldesa de la ciudad de Villena debe anteponer esa responsabilidad a la que pueda ostentar en su partido, porque su máxima prioridad debe ser la ciudad. Si no es así, debería optar por elegir uno de los dos cargos y renunciar al otro. Los ciudadanos valoraríamos muy positivamente ese gesto tan honesto y seguro estoy, lo tendríamos en cuenta en las citas electorales.