Fiestas

Entre semana

Cómo me gusta que las fiestas caigan entre semana. Como ocurre este año. De lunes a viernes. Siguiendo los caprichos del calendario, y respetando la tradición a rajatabla, los trajes festeros no se lucirán ni en sábado ni en domingo. Ni en los previos ni en los posteriores. Algo que difícilmente se entendería en otras latitudes.
Pero es que estamos en el cogollo de la fiesta. Moramos allá donde surgió todo. Donde se inventaron. El lugar donde nuestros antepasados optaron por tomar las armas para celebrar la paz. De ahí que sea precisamente en nuestra ‘contornᒠ(preciosa palabra) en donde se haya conservado la fiesta entre semana. Sucede en Sax, que homenajea a San Blas sí o sí del 1 al 5 de febrero, y sucede en Biar, donde son fidelísimos a su cita con la Virgen de Gracia del 9 al 13 de mayo. Tres poblaciones hermanadas por tantos lazos invisibles, aparte de los que pueden estar a la vista de todos.

En bisiestos como el presente se da la curiosa paradoja de que Sax, Biar y Villena celebran sus fiestas de lunes a viernes. Con todos sus días de celebración entre semana. Un hecho del que se puede extraer bastante más significación de la que en un primer vistazo se puede atribuir. El no cuestionamiento de las fechas de celebración, así caigan sus actos principales en lunes, miércoles, viernes o domingo, denota el arraigo singularísimo. Y cómo, en ocasiones, eso que denominamos ‘pueblo’, a veces, se sale con la suya, navegando a contracorriente. Paralizar una ciudad en pleno siglo XXI, instaurando un calendario propio, al margen de lo que dicten los banqueros, es cosa notable.

La Fiesta manda
Como no deja de tener gran mérito que el pasado año, pese a que las nubes se cernían en el horizonte y a que AEMET predijese con suficiente tiempo de antelación que había un 100% de probabilidad de lluvia el 5 de septiembre, la maquinaria festera optase por seguir adelante sin llevar a cabo ningún ajuste para defenderse del agua, prueba irrefutable de que nuestras fiestas de Moros y Cristianos están blindadas. Y es que ya podemos oír llover, ya puede iniciarse el calendario lectivo docente un día 7 o un día 8. Llegado el paréntesis, estamos en pie de fiesta. Y no hay tiempo para nada más.

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