Fabuloso Fabio
El jazz con mayúsculas volvió ayer a Villena. El concierto que el trío de Fabio Miano ofreció en La Taifa cautivó desde el primer acorde a todos los que allí nos concentramos. Hacía meses que en Villena no disfrutábamos de un concierto de estas características, en las que el jazz sin concesiones se sobrepone a otras corrientes no menos interesantes, pero si mucho más accesibles al oído del no iniciado.
Pero Fabio Miano pocas veces hace concesiones, logra comunicarse con el público a partir del jazz en estado puro, consiguiendo que incluso los no iniciados en esta música queden cautivados por el buen hacer de este pianista italiano, afincado en Alicante, que a sus cincuenta años tiene ya una dilatada carrera musical a sus espaldas. Y hay que decir que en el jazz, a diferencia de otras músicas, cincuenta años no son nada. Los grandes del jazz superan con creces esa edad.
Los dos componentes restantes del trío le anduvieron a la zaga sin ningún tipo de complejos, lo que nos permitió escuchar un concierto equilibrado en el que pudimos apreciar la valía de cada uno de los componentes del trío. El contrabajista Luís Llario volvió a dejarnos con la boca abierta tanto en sus labores de base rítmica, como en los solos que resolvió una y otra vez con absoluta maestría. Poniendo fuerza y ritmo donde había que hacerlo y demostrando una gran sensibilidad en los compases más íntimos; pocos contrabajistas españoles son capaces de acometer los temas con tanta versatilidad como lo hace este ya veterano contrabajista valenciano.
El componente más joven del grupo, el baterista Esteve Pi, tampoco se quedó atrás. A pesar de su juventud en la noche de ayer nos hizo una demostración de lo que es un batería de jazz actual. Esteve toca la batería con matices, no se conforma con formar parte de la base rítmica del conjunto, hace música a borbotones, de sus manos fluyen movimientos múltiples que se transforman en un crisol de sonidos al golpear los instrumentos de percusión. Y lo pudimos comprobar de manera muy especial en el penúltimo tema que el grupo interpretó anoche, una atractiva versión de Circus, composición de ese icono de la batería de jazz que es Art Blakey. Si en los demás temas Esteve estuvo brillante, en este se salió por todos los costados, demostrando por qué un pianista de la calidad de Fabio Miano ha elegido la compañía de un baterista tan joven como Esteve Pi.
El ambiente del concierto tuvo dos secciones bien diferenciadas, la de los que habíamos ido a escuchar música y la de los que el concierto les traía sin cuidado, perdiendo una ocasión única de escuchar una de las mejores formaciones musicales que han pasado por Villena en los últimos tiempos. El local reúne condiciones para ofrecer conciertos íntimos, cercanos, en los que el intérprete y el espectador se miran a la cara fijamente, logrando una comunicación entre unos y otros que beneficia mucho el desarrollo y el resultado del concierto. Porque cuando músico y público se miran a la cara se produce una atmósfera especial que embriaga, cautiva y hace disfrutar. Ojalá todos los que anoche acudieron a escuchar al Trío de Fabio Miano se hubieran dejado cautivar por la capacidad de comunicar que esta formación tiene. De ser así todavía estaríamos flotando.