Abandonad toda esperanza

Fachadas

Abandonad toda esperanza, salmo 150º
En Caro Diario, Nanni Moretti afirmaba que le encantaría poder realizar una película sobre fachadas que solamente tratara de eso: planos de casas vistas desde el exterior, una detrás de otra, albergando -quién sabe- infinitas historias secretas protagonizadas por otros tantos seres anónimos. Precisamente así arranca Los extraños, la que quizá sea la mejor película de terror del año: en perfecta comunión entre Moretti y David Lynch, observamos planos de fachadas en ralentí y un ruido de fondo industrial que acrecienta la inquietud por lo que adivinamos se ve venir.

Inspirada en hechos reales, este film es la última plasmación cinematográfica del creepy crawling que popularizaron Charles Manson y sus acólitos: consistía en asaltar una vivienda en mitad de la noche para cambiar los muebles de sitio y aterrorizar así a sus habitantes cuando se despertaban a la mañana siguiente; una violación del espacio más íntimo que acababa de la peor de las maneras posibles si los residentes se despertaban de improviso e interrumpían la labor de los intrusos. Aquí los protagonistas, una pareja en crisis, se verán amenazados por un trío cuya constitución y máscaras los muestran como un retrato pervertido de la familia media occidental.

Inspirada en películas de terror realista de los 70 como La última casa a la izquierda, así como por producciones más contemporáneas (la francesa Ils o el cine de Michael Haneke), esta cinta es el debut de Bryan Bertino, que aquí hace gala de una sobriedad formal, exenta de cualquier artificio, que parecía reservada solo a los clásicos. El realizador da comienzo a su film con un ritmo pausado sorprendente en una película comercial y más propio del cine de autor europeo; y una vez introducida la amenaza, encuentra su modo de lograr algo diferente precisamente en cierta voluntad de ser antioriginal: buceando en el fondo del cine (de terror) y rechazando los trucos de efecto que han imperado en el género durante las últimas décadas para recuperar el susto fácil de sus comienzos. Así, la amenaza surge precisamente cuándo y dónde se la espera, y es en el hecho de que el espectador se adelante a los hechos e intuya cómo va a acabar todo donde radica la efectividad del film como una experiencia tan terrorífica como catártica.

Solo en el desasosegante tramo final, Bertino se permite contradecir los mandamientos del género al retratar la apoteosis de violencia extrema a plena luz del día... un recurso este particulamente transgresor en un film tan decididamente convencional. Es entonces cuando descubrimos que los rostros de los criminales no se nos muestran con claridad porque no hay sorpresa que valga: despojados de sus máscaras son personas anónimas, unos cualesquiera, que desatan el Horror más absoluto detrás de cualquiera de las fachadas (otro tipo de máscaras) con las que arranca el film.

En el momento en que escribo estas líneas la actriz Liv Tyler, soberbia como la joven amenazada de la película, parece mirarme sonriente desde un anuncio de una conocida marca de perfumes en la contraportada de un suplemento dominical. Es el mismo rostro, el mismo cuerpo, pero maquillado y vestido para mostrar belleza en lugar de horror. Otra máscara, otra fachada al fin y al cabo.

Los extraños se proyecta en cines de toda España.

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