Cultura

Feria del Campo 2011

Después de dieciséis añitos de edad puede que haya a quien le parezca innecesaria la crítica, incluso piense que habría que lavar la boca de quienes aún alabando la actividad nos entretenemos señalando los pequeños defectillos de nuestra Feria del Campo. Pero siempre hay un garbanzo negro en el saco, y pensar o repensar sobre una cuestión concreta debe reportar algunas ideas, aunque año tras año terminen resultando las mismas: principalmente porque la actividad, grosso modo, sufre menos modificaciones que nuestras fiestas patronales –y perdonen que exponga un ejemplo tan fácil–.
Es obvio que cuando todo va bien lo mejor es no tocar nada: intervenciones realizadas en ediciones anteriores tuvieron como resultado la ausencia de la Asociación de Comerciantes o la de empresas dedicadas al sector del motor, por ejemplo. Otras intervenciones resultaron más productivas: como la inclusión de la “Feria del vino” o la desvinculación de la “Feria de Artesanía Festera” (aunque a medio plazo no lograra la consolidación necesaria por distintos motivos). También en esta ocasión se ha apostado por incluir entre las atracciones de la Feria el Concurso Canino, con esperanzadores resultados para ambas actividades, así como para nuestra Plaza. Creo que es una buena noticia para todas las partes (Villena, Plaza, Concurso Canino y Feria del Campo) la favorable aceptación de la actividad, ya que el pasado año, sin ir más lejos, el Concurso se realizó en el Paseo Marítimo –Recinto Ferial– con grandes molestias para público y participantes por causas logísticas y climatológicas.

En cualquiera de los casos me gustaría recuperar un par de ideas que he venido exponiendo a lo largo de estos seis años de EPdV en Villena. La primera refiere a la correspondencia entre la Feria y nuestra ciudad. Y es que al igual que ocurre cuando realizamos el Mercado Medieval, creo que hay un exceso de concentración en los puntos dedicados a la actividad, o dicho de otro modo: creo que se debería aprovechar la gran afluencia de público en los puntos donde se desarrolla cada actividad para ofertar otras posibilidades de ocio o turismo de la ciudad: el tren turístico o el espectáculo que el Teatro Chapí incluía en la programación de la Feria son buenos ejemplos.

La segunda idea surgió hace un par de años al menos y se refiere al aprovechamiento de la capacidad de convocatoria de la Feria. La reflexión aparece al constatar que la Feria prácticamente no necesita de actividades culturales para ser atractiva mientras que muchas de estas actividades sí necesitan de un mayor impulso promocional, sobre todo las de origen local. Por tal motivo no sería desestimable que la Feria acogiera alguna muestra de los trabajos artísticos de nuestra ciudad, que por su parte y con seguridad aportarán entidad y relevancia a la Feria y a nuestra Villena.

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