Barrios

Fiestas del Medievo, el corazón que late en el centro de Villena

Resulta difícil escribir cada año una nueva crónica sobre las Fiestas del Medievo organizadas por la Asociación de Vecinos del Rabal, sencillamente porque ya no quedan adjetivos para definir un proyecto que cada año es más grande y mejor, en el que se implican más ciudadanos, colectivos y empresas, que obtiene una mayor repercusión y atrae a más visitantes a nuestra ciudad y que, en definitiva, nos hace rebosar de legítimo orgullo.
Como cada novedad incorporada a lo largo de los años a este evento, que hace mucho tiempo que trascendió un mero mercado medieval para transformarse en algo distinto y mejor, el traslado de la inauguración a la noche del viernes –con la llegada de los Reyes Católicos a Villena en 1488, la inauguración de la nueva iluminación del campanario de Santa María y el pregón de la arqueóloga Laura Hernández Alcaraz– ha sido todo un acierto, ampliando la duración de las Fiestas del Medievo y permitiendo así la incorporación de nuevos actos y un diseño más adecuado del inmenso programa de actividades.
 
La directora del Museo Arqueológico “José María Soler”, tan vinculada a la historia de nuestra ciudad y una colaboradora de excepción de la asociación de vecinos del Rabal y la asociación pro-restauración de la ermita de San José, animaba a los vecinos en su pregón a seguir luchando por un nuevo objetivo, la catalogación de las Fiestas del Medievo como de Interés Turístico Autonómico, recordaba la historia del barrio como un espacio de convivencia entre distintas culturas y, reivindicativa, pedía cambiar el nombre de algunas calles, como las Manzanas, “por nombres dignos y que mantengan el recuerdo de personajes destacados de nuestra historia, que los hay de sobra”. Además, alababa todo el trabajo realizado en pro de la recuperación del Rabal –restauraciones, encalijas, elCasc, etc.– y animaba a darle continuidad por el bien de toda la ciudad.
 
Más actividades, más calles, más grupos, más gente…
Desde la calle Teniente Hernández Menor hasta la Plaza de Biar, recorriendo la Plaza Mayor, la Iglesia de Santa María, la Plaza de la Tercia, la Ermita de San José o la calle la Rambla –también en algunas calles del barrio de San Antón, como La Leña, otra novedad– hemos encontrado a lo largo del fin de semana un gran número de actividades como cuentacuentos, representaciones medievales, espectáculos de magia, juegos, torneos de lucha, conciertos, representaciones teatrales, talleres, así como numerosos stands de comercio, artesanía, tascas y alimentación, entre otros, que han ofrecido a los asistentes la posibilidad de sumergirse durante dos días y medio en el privilegiado entorno medieval que solo las calles del casco histórico de Villena y sus hospitalarios e implicados vecinos ofrecen.

Además, las Fiestas del Medievo han seguido ganando terreno hacia arriba, consolidando el espacio de la Morería, inaugurado el año pasado, y ocupando nuevos emplazamientos en la misma ladera del Castillo y en su otra cara, donde la zona El Solazar ha sido un auténtico éxito de crítica y público que, junto a la Morería, la zona de Santa Bárbara (con El Culto) y las cuevas de los Tuaregs se ha convertido en una de las grandes atracciones, acumulando actividades, servicios y visitantes en la zona otrora más degradada del barrio, que sigue mostrando un increíble potencial por el que definitivamente vale la pena apostar.

Las Fiestas del Medievo tienen corazón
Pero además del espacio ganado, las Fiestas del Medievo también han incorporado actos de nuevo cuño, como la lucha medieval, que ha sido todo un espectáculo; el concierto del sábado por la noche, por primera vez de música balcánica, otro acierto que contó con una participación masiva del público, al igual que en la procesión de las antorchas, o una vertiente más cultural de la mano del Colectivo Luna, que aprovecha las Fiestas del Medievo para celebrar el 8 de marzo, Día de la Mujer, lo que este año han hecho recuperando a poetas olvidadas de la generación del 27 y acercándonos la figura de Isabel de Villena, tan importante y desconocida a la vez para muchos villeneros.  
 
Por lo demás, cabe reseñar el gran numero de visitantes que ha recibido nuestra ciudad, españoles y extranjeros; la importancia y atractivo de las bodas medievales (incluida la de “mentira” de Adri y Gosi, la pareja de MolaViajar, que volverá a promocionar nuestra ciudad a través de su web); el elenco de periodistas y blogueros especializados que ha tomado nuestra ciudad –y las redes sociales– este fin de semana, así como que la participación de grupos es cada vez mayor y era una gozada ir de local en local –ya clásicos como La Corte de los MilagrosCasa Coloma, los Terciarios, los Selyúcidas, la Bodega el Caracol, los Alpisteros…– o de nuevo cuño, como La Mancebía La Rulda, que ponen de manifiesto que las Fiestas del Medievo son ante todo unas fiestas populares y que cualquiera puede disfrutarlas, si es desde dentro, mejor, porque la camaradería y convivencia que se vive entre locales, vecinos, artistas y mercaderes es excelente, sin duda alguna lo que marca la diferencia entre estas Fiestas y los mercados organizados por empresas o ayuntamientos. Eventos sin alma o una fiesta hecha con el corazón, esa es la diferencia.
 
Pepe Cabanes, presidente de la Asociación del Vecinos del Rabal, destacaba el “éxito desde el inicio” de esta edición de las Fiestas del Medievo, agradecía una vez más el esfuerzo altruista de las asociaciones y entidades presentes en el evento y, reivindicativo, señalaba que “nunca algo tan barato para el ayuntamiento ha tenido una repercusión mediática tan brutal para Villena”.
 
Siendo prácticamente imposible dar cifras, sí se puede afirmar que se han vendido 6.500 tortas de San José, 500 más que el año pasado (no se venden más porque es materialmente imposible hacerlas, porque demanda hay de sobra), y también que las visitas al Museo Arqueológico han aumentado un 25% respecto al año pasado con los mismos horarios. A falta de valoraciones oficiales, también hemos podido comprobar cómo muchos puestos, especialmente hosteleros, agotaron existencias, por lo que tuvieron que reponer sobra la marcha ya que hubo momentos en que estuvieron literalmente desbordados. 

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