Cultura

Fiestas del Medievo

Suenan doce campanadas y la Feria Medieval se transforma en la Fiesta del Medievo. Doce campanadas son doce años de arduo y constante trabajo. De testarudas fuerzas capaces de mantenerse vivas, y unidas, de contagiar, de crecer. Aprendo de ese modo en que los fines (los de las asociaciones y grupos participantes) no se olvidan a favor de una actividad tan monumental, y al mismo tiempo se trabaja de modo que tampoco son protagonistas. La singularidad dentro del todo. Me parece un esfuerzo la propia organización de los grupos participantes, quizás mayor que el del Todo. Al Todo –a la Fiesta del Medievo– debemos contribuir el resto de la ciudad.
Y es cierto que la Fiesta del Medievo se ha conseguido promocionar positivamente, y se ha conseguido imponer entre ese movimiento de ferias medievales al que tardamos en llegar. Es una labor importante, porque compromete mucho el factor humano: la participación, la colaboración, el trabajo por una causa común… Y lo que es más difícil, y que afortunadamente ha sucedido, comprometerse a la vivencia festiva, a vivirla como una fiesta, como una celebración. Un momento del año donde relacionarse con vecinos y vecinas de un modo distinto, con complicidad. Y es que la “fiesta” es lo que nos separa de la artificialidad. El buen ambiente, las sonrisas, la amabilidad, en el fondo son mucho más importantes que la espectacularidad de la decoración y de las actuaciones. Porque la celebración festiva es lo que se transmite a quienes nos visiten, pero también son –permítanme la barbaridad– ese bosón de Higgs que consigue mantener unido este universo de personas y asociaciones.

En todo caso, hablemos de lo que nos ofrece en 2013. Y fuera de los actos destacados, que no en el sector off, me gustaría destacar algunos momentos de la programación. Por ejemplo la intervención de Teatro Íntimo con Tras la última puerta, un espectáculo íntimo al que se accede en grupos de diez personas, de la mano de Miguel Ángel Montilla. También la actuación Entre Juglares, Entre Amigos, Romances, Romanzas y Música con Pepe Cabanes entre otros, merece ser tenida en cuenta para el cierre del viernes por la noche. O los novedosos pasacalles de Gigantes y Cabezudos recuperando una tradición y desfilando a lo largo del mercado; que puede establecerse como una seña identitaria más tal como son las bodas medievales, la procesión de antorchas o la subida al campanario de Santa María. Lo que no cabe duda tras echar un vistazo a la programación es que no queda un hueco para el aburrimiento. Así que deseemos que el tiempo nos acompañe y que todo una vez más se desarrolle con la “normalidad” a la que estamos acostumbrados, para disfrutar de una fiesta ya decana que es una más en la vida de nuestra ciudad.

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