Gachamigas, ajo y cartel
Hacer una gachamiga es, entre otras cosas, desafiar varias veces la ley de la gravedad. Si no fuera por esa magia que tiene la química del fuego al convertir en masa compacta la harina, el aceite, el agua y la sal haciendo conglomerado sabroso con los ajos que resultan como viudas teselas de mosaico, si no fuera por esa química decíamos, no sería posible el voltearlas con la gracia con la que el domingo pasado, en otra junta de "Edad de Oro. Los 50, un Tesoro", se voltearon. Con la gracia y con la mucha pericia. Enhorabuena a los participantes, especialmente a los ganadores, Cristóbal Luna y José Antonio Marín. También, enhorabuena a José Luis Pérez que ganó el concurso de ajo. Donde también se combate contra la gravedad.
Que lo del almuerzo concurso de gachamiga y ajo incluidos no sea originalidad en Villena no ha de preocuparnos. El objetivo era pasar una mañana otra de convivencia. Para algunos una mañana que madrugada y estirada hasta la tarde se hizo larga. Mañana de convivencia entre gentes que ha fraguado la celebración, este dos mil trece, de sus quincuagésimos aniversarios.
En Villena, como sucede en otras poblaciones, para celebrar algo en ámbitos extrafesteros se repiten esquemas festeros. Es como si existiera un modelo que determina qué hacer cuando uno quiere divertirse. Así, siendo en Villena, en reuniones extraescolares, fiestas vecinales o cualquier junta, no faltan las gachamigas ni el ajo. No en vano, como hace poco nos recordaba Baloo en un foro de la edición digital de EPdV, nuestro estimado Andrés Ferrándiz Domene definía nuestros orígenes identificándonos con el "Homus Gachamiguerus", al tiempo que señalaba como momento cumbre de la civilización de este homínido en Villena, la Edad del Ajo o "Ajoceno", edad precedente a las de la Torrija, del Truque y del Carajillo o "Carajillense". Andrés Ferrándiz Domene, del que ya dijimos que ni es Andrés ni Ferrándiz ni Domene, y al que echamos de menos y reclamamos para las letras, escribió ese "¡Día 4 que me fuera! Aventuras y desventuras de un villenero universal" (Nativa Editores, Villena, 2006), posiblemente uno de los libros más interesantes publicados en la ciudad para comprender la antropología local. Escribimos antropología por no poner idiosincrasia que es la palabra manida que suele colarse en estos contextos.
Modelo de celebraciones que al cabo, como en otros lugares, se resume en beber y comer compartiendo amistad. Y como el domingo no faltó ni bebida ni comida ni amistad, la gente se lo pasó bomba y fue en un ambiente de hermandad que nos emociona y nos trasciende. Villena Cuéntame en su reportaje fotográfico del acto titulaba y se refería a lo de "Edad de Oro" como "fenómeno mediático". No es para menos.
Pero el domingo pasado hubo más que almuerzo, porque también se aprovechó para presentar el cartel, realizado por José Antonio Ferrándiz, para anuncio de la fiesta que el colectivo está preparando para este verano en La Cábila. Fiesta que será el veinticuatro de agosto recordando música de los años 70 y 80. Y fiesta en la que también habrá solidaridad. Ahora con APADIS y con la colaboración de la Asociación de Comerciantes. Para ello se han elaborado unas papeletas y se sortearán regalos cedidos por comercios villenenses. Desde el principio, "Edad de Oro. Los 50, un Tesoro" tuvo claro que había que ser solidarios con asociaciones benéficas locales. Finalmente, también hubo quienes aprovechando la misa dominical se acercaron al Santuario para ofrecer la Eucaristía a quienes de la quinta han fallecido. El día amaneció muy luminoso y se dejó ser, caluroso, en grata compañía.