¿Hay quién dé más?
Estamos asistiendo a “la venganza del planeta”, y lo hace con una virulencia inusitada
No somos meros espectadores de sucesos que nos dejan boquiabiertos. Se podría decir que asistimos a “la venganza del planeta”, pues éste se rebela contra todo porque no se ha parado de enmierdarlo desde tiempos inmemoriales, y lo hace con una virulencia inusitada. Y es que para algunos el vil metal bien vale un planeta. Mira tú si la jodienda.
Vemos tormentas imposibles con riadas que, cual tsunamis, arrasan con todo a su paso, seres humanos incluidos. Huracanes, ciclones, tornados, nevadas y granizadas dignas de asombro fuera ‘de temporada’. Terremotos demoledores, corrimientos de tierra, socavones de dimensiones asombrosas y sin causa conocida. Y, aun viéndolo, hay mandatarios impresentables de diferentes naciones –las que más duros tienen– que desmienten, sin dar el brazo a torcer, que nuestro planeta se está yendo al peo. Cabe recordarles que se destruye la única ‘casa’ que tenemos en el Cosmos: el planeta Tierra, ya que de planeta B ni me hables.
Nos azota una pandemia de tres pares –incomprensiblemente hay quienes hablan de ella en pasado–, y aparecen de forma abracadabrante los negacionistas, con un cantante cocainómano confeso como pseudo-adalid. Sí, niegan obcecadamente –obviando lo que pasa ante sus narices– la existencia, más que tangible, de un puñetero bicho que nos está matando mísera y despiadadamente. Nada, que para ellos la gente se muere porque le da la gana.
Y, a pesar de que bastantes de estos ya están ocupando una caja de pino por esta enfermedad ‘que no existe’, continúan en sus trece aduciendo que todo es un complot cuyo propósito mi inteligencia no llega a comprender; puesto que el bicho éste no hace distinciones: igual acaba con el pobre que con el rico. En todo caso, se lo preguntaré a Bill Gates si lo veo.
Occidente, con lo de Afganistán, demuestra una vez más lo incompetente que puede llegar a ser. Después de 20 años de guerra, la han perdido contra ‘soldados’ que se desplazan de un sitio a otro montados en un ciclomotor, una motocicleta o, los más ladrones, en una Vespa. Los USA –siempre ellos– y sus satélites armaron y adiestraron a afganos para luchar contra los talibanes, y ahora –al ver venir a los motorizados– se han batido en retirada con el rabo entre las piernas, cosa de no extrañar tratándose de hombres.
Caso aparte es que The New York Times informa de una vinculación del independentismo catalán con el espionaje ruso y Vladimir Putín, así como encuentros del fugitivo Puigdemont y su abogado con el jefe de la mafia rusa –Seimon Moguilévich–, con la sana intención de desestabilizar diversos países europeos, ocupando el nuestro el primer puesto en la negra lista.
Poco ha tardado el huido en sacarse, cual ilusionista, un comunicado de la manga desmintiendo todo lo desmentible, asegurando que se trata de una maniobra para perturbar al independentismo catalán, como no podía ser de otra manera. Pienso yo, a veces lo hago, que si lo publicado en el periódico neoyorquino es un burdo ful, ¿a santo de qué viene tanto yuyu por parte del ex-president y allegados? Sus razones tendrán.
Por estos lares, el problemón reinante es el precio de la luz. No para de subir, incluso varias veces en el mismo día. Muchas promesas institucionales y mucha mandanga, pero al final a rascarse el bolsillo tocan, pues las palabras –léase promesas– se las lleva el viento. Ahora bien, para preocupados los curanderos y curanderas, que ignoran si –al igual que la luz domestica– también les van a cobrar un pico por la ‘luz espiritual’ que dicen tener.
Por último, hacerle saber al Ministro de la Presidencia que cuando hace la afirmación “Los políticos no votan a los políticos”, pretende metérnosla ‘doblá’. Los políticos, al ser también ciudadanos, ejercen su derecho al voto y, por ende, votan a un partido político –el que sea– cuyas listas están compuestas por políticos. ¿Queda claro o hago un croquis?
Ya, y los jueces tampoco votan a los jueces. Entonces, ¿quién lo hace? ¿El Gobierno? Pues mira, no se maree mucho Pedro Sánchez si le falta algún juez por elegir, siempre podrá echar mano del omnipresente Santiago Segura, suponiendo que el nota no esté ya diciendo las noticias, que todo es posible en la viña del Señor.
Y como no hay más cera que la que arde, éste que lo es se va montado ‘de paquete’ en una Vespa conducida por un tal Iván. Lo dicho, se lo dijo un sastre a una modista: “¡Vaya tela!”. Hasta más poder ver. ¡Au!
Por: Tony Piojo